La crisis empieza a repercutir no sólo en la sección de economía de los periódicos, sino también en las noticias y en las consiguientes alarmas y situaciones sociales que produce, como que un 15% más de familias tienen que pedir ayuda a Cáritas para salir adelante. Son cifras contundentes. Sin embargo, a pesar de la difícil situación económica familiar, la prensa regional nos daba estas otras: un 78,5% de los adolescentes extremeños tiene móvil. Por si esto no les llama la atención, decirles que esto significa que es el porcentaje más alto de España. Vivimos en una sociedad de consumo donde el importante vuelve a ser don Tener y no don Ser. Una sociedad que fomenta el consumo y el gasto, y que ya nos va anunciando su particular Navidad a través de los medios de comunicación. Pronto llegarán también las luces navideñas a las calles. Una navidad que es más bien su agosto para las compañías y empresas. Es una invitación a tener, a consumir y no a ser , para poder compartir con los más necesitados.

"Los tiempos de crisis son para crecer. Para poner el corazón en lo esencial que ´es invisible a los ojos´".

XPOR SU PARTEx, otra de las noticias recientes, ha sido el sínodo de los obispos recogido por numerosos medios. El Papa Benedicto XVI lo inauguró con un discurso, profundo y luminoso, que ha dado mucho que hablar. Mi pregunta es, ¿fue un discurso cargado de odio y castigo a los pueblos ateístas como indican algunos medios o fue más bien un ejemplo de autocrítica con una Europa y un Occidente perdido y sin raíces morales y éticas? Tenemos que separar el grano del trigo y ver más allá de la crítica fácil de los de siempre . Sumidos en una sociedad como en la que vivimos actualmente, donde el consumo se convierte en el motor de nuestras vidas, quizá sea necesario volverse ecologista , dejar atrás la revolución del motor y usar lo de toda la vida, las velas de la esperanza, el amor y la palabra. El evangelio siempre tiene una respuesta: El Amor de Cristo. Y por este motivo, por ese clamor popular que busca respuestas en la crisis que estamos y en la que vamos a estar, la lectura de la Biblia ha relanzado la audiencia de la cadena de televisión estatal italiana (RAI), que la ha emitido de forma ininterrumpida. Hay que luchar por recuperar los valores tradicionales, donde teníamos lo necesario y éramos felices. Tiempos donde no llenábamos nuestras vidas de cosas sino de personas y experiencias. "Deja todo lo que tienes, ven y sígueme". Se puede ser feliz sin tanto consumismo y, sobre todo, compartiendo. El gozo de la vida no está en las cuentas bancarias, ni en el coche, ni en la casa de vacaciones, ni en el móvil última generación. Cierto es que cada uno necesitamos el pan nuestro de cada día para subsistir pero la felicidad no está en el tener sino en saber vivir.

Recuperemos la ilusión en el progreso bien entendido y reordenemos nuestras prioridades. Así, en lugar de disparar la venta de lotería para tener ilusión en la vida (otra noticia real), disparemos nuestro tiempo libre, para dedicarnos amorosamente a nuestros hermanos. Quizá ahí encontremos el secreto de cómo ser felices construyendo el Reino de Dios en la tierra.

Los tiempos de crisis son para crecer. Para poner el corazón en lo esencial que es invisible a los ojos . Es saber aprovechar bien nuestras prioridades. Es compartir con los necesitados, pues es verdad que en las crisis los que más sufren y lo pasan peor son los de siempre , nuestros pobres, que descubren que no pueden llegar a fin de mes, si alguna vez llegaron; mientras que los que se deberían abrochar el cinturón no parece afectarles ninguna crisis.

La clave cristiana de la crisis es el compartir con los más necesitados y, sobre todo, que esta austeridad nos haga poner el corazón en lo verdaderamente importante. Y que la crisis se acabe cuanto antes.