Portavoz de la Asociación de Derechos Humanos de Extremadura

Cinco casos de violencia de género tuvieron lugar en España el día después que la Conferencia Episcopal Española dio a conocer los contenidos del Directorio Pastoral Familiar. Una mujer ha sido asesinada esta semana a manos de su cónyuge. Para la Conferencia Episcopal esta violencia tiene su origen en una supuesta revolución sexual, es decir, intentan hacer culpables de esta violencia a las mismas mujeres que la sufren. Se supone que a la Iglesia no le gusta que la mujer trabaje, sea independiente y asuma determinados roles que se suponen patrimonio nacional del hombre.

Estas afirmaciones suponen un atentado contra la dignidad de todas las mujeres, en especial de aquéllas que han sufrido y sufren el azote de esta lacra social. Claro que, la Iglesia española prefiere "restablecer la armonía" dentro de estos matrimonios antes que aceptar un divorcio. Mi pregunta es: ¿Qué armonía van a restablecer?

Indignantes, también, las afirmaciones en torno a la homosexualidad, que rayan los límites de la libertad de expresión, para convertirse en una auténtica apología de la homofobia.

Afirmar que los homosexuales son un lobby y un grupo de presión hace caer a la Iglesia en la más absoluta de las contradicciones, porque no existe en este país mayor grupo de presión que la propia Iglesia católica, que, continuamente, intenta hacer que las bases de su línea editorial marquen las directrices políticas de un país aconfesional.

Resulta rechazable que una institución que nunca se ha significado en la lucha por la consecución de los derechos civiles y sociales pretenda dar lecciones de moralidad y derechos.