TEtn los últimos años se está avanzando en política de igualdad de oportunidades, por medio de programas, impulsados desde Europa, con el concurso de los estados y de las comunidades, parecen estar cerca de encontrar la salida a problemas graves de discriminación, violencia de género y de conciliación de la vida familiar y laboral. En Extremadura, los programas Eloisa , del Instituto de la Mujer, y Confío de la Diputación de Cáceres, son buenos ejemplos.

El salto ha sido considerable desde que se comenzaron a aplicar las políticas específicas dirigidas a paliar las desigualdades entre hombres y mujeres, pero la cuestión es conocer el alcance real de estas políticas, si llegan o no las medidas y acciones a todos los rincones, de un modo especial a las zonas rurales, y si los programas que se ponen en marcha prevén actuaciones paralelas, al margen de este tipo de planes, que permitan poner en práctica tan importantes y necesarios mecanismos.

En determinadas áreas del mundo no urbano, existen demasiados problemas de cohesión territorial, de servicios e infraestructuras, de discriminaciones injustificadas con respecto a la ciudad y de falta de oportunidades reales para que la mujer, al igual que el hombre, pueda participar en el empleo y además conciliar esto con sus tareas familiares. Por tanto, el esfuerzo debe de estar no sólo en poner en marcha planes de sensibilización y diagnosis, ni en organizar acciones de formación que se queden en pan para hoy y hambre para mañana , sino en articular políticas de desarrollo que se ocupen de dotar a los pueblos de los servicios e infraestructuras básicas y de implicar y dar participación en el proceso a las mujerresr, mediante el empleo y el acceso a determinadas estructuras sociales, con enfoque de abajo hacia arriba tal y como se hace desde hace años por los Grupos de Acción Local.

De nada sirve que una mujer tenga formación adecuada, desee ejercer de madre y a su vez disponer de un puesto de trabajo complementario, si en la zona en la que vive no existen las mínimas condiciones para que pueda optar por tal opción. Por tanto, vamos a intentar que estas nuevas fórmulas que la sociedad nos ofrece puedan ser fácilmente adaptadas a las realidades del medio rural, que tengan continuidad en el tiempo y sirvan para cohesionar nuestros pueblos e igualarlos en oportunidades con respecto a las ciudades, garantizando con ello sus estirpes durante muchos años.

*Técnico en Desarrollo Rural