Soy hermana de la Cofradía de la Virgen de la Montaña y siempre que puedo subo a por ella el miércoles, para acompañarla hasta la ciudad, este año así lo he hecho y al igual que otras veces he sentido el deseo de poder llevarla sobre mis hombros un ratito, pero no lo he intentado siquiera, porque es tan humillante ver como nos tenemos que disputar entre nosotras el puesto o el huequecito para cargar. Me siento tan mal al ver que si queremos tener ese honor solo podemos donde los hermanos varones nos dejan, o sea donde ellos no quieren hacerlo, como si tuviéramos que agradecer que nos dejaran.

Aún se agrava más esta situación de discriminación, cuando la Virgen llega a la plaza Mayor y la corporación entera, incluidos concejales y concejalas tienen el privilegio de portarla. Y ahora yo me pregunto: ¿Qué hacen los que dicen defender el derecho de igualdad y la Constitución? ¿Es que en esta cofradía aún no se han enterado que la Virgen es del pueblo de Cáceres, cacereñas y cacereños y no de unos cuantos varones? ¿Hasta cuándo vamos a tener que aguantar esta situación? ¿Para quién se ha aprobado la Ley de Igualdad de Género?

Tal vez Cáceres tan solo siga siendo una capital provinciana donde su gente sigue teniendo miedo al qué dirán .

M. José García Rodríguez **

Cáceres