No me gusta esa cierta niebla que intenta empañar el pacto de gobierno municipal del Ayuntamiento de Cáceres entre el Partido Socialista, Foro Ciudadano e Izquierda Unida. El alcalde saliente, señor Saponi , repite que el mismo será un gobierno legal, pero no legítimo, concepto que no sabemos si lo saca de su oxidado derecho, de su capacidad para ver las cosas como le interesan, o si es simplemente la expresión de una duda sobre lo que las leyes democráticas permiten y que ha sido, a lo largo del periodo democrático, práctica común de todos los partidos.

El señor Saponi usa un criterio lógico al decir algo que tiene sentido; que debe gobernar quien más votos ha sacado; pero no está en decir algo con sentido, sino en decir algo que sea también verdadero: que los pactos son posibles en democracia y pueden y deben gobernar quienes se unen en un acuerdo que permite la ley y en virtud del cual el citado tripartito acumula más votos que él.

No parece acertado el método de extender la niebla para que en el paisaje se desdibujen los objetos y se presente a los ciudadanos un panorama que no existe. Este modo de proceder identifica unos modelos enraizados en la falacia persuasiva, convincente y con sentido, sin advertir que lo falaz también tiene sentido sin necesidad de ser verdadero, pero que con ello se está sobredimensionando artificialmente la realidad y dando una interpretación de ella que no tiene por sí misma.

Cuando la mentira es demasiado exagerada nadie se la cree, porque no tiene sentido, pero en este caso la mentira es sibilina y sinuosa y ante ella solo cabría decir que quien la defiende es consciente de que existe una explicación más correcta y atinada de la cuestión que deliberadamente se oculta.

Tales procedimientos llevan luego a mimetismos como las teorías de la conspiración y otras formas de escasa lealtad y elegancia política que definen a quienes las mantienen y que desde luego, si no es por el sofocón de la derrota, no parecen propias de quien ha sido cabeza visible, durante un dilatado periodo, de una ciudad y de unos ciudadanos que han decidido legítima y legalmente darle un merecido descanso al señor Saponi.