Me llamó la atención la frase que leí del cantante Dani Martín ayer en una entrevista. Y la guardé dándole vueltas como quien había descubierto un tesoro. “El verdadero éxito son los afectos”. Así de sencillo era el mensaje de alguien que sabe bien lo que significa triunfar en un escenario. Escuchando a Vetusta Morla, una palabra me dejó petrificado yendo en el coche. No era la primera vez que escuchaba la canción.

El término: arañazos. Igual de simple si no fuera porque los afectos y los arañazos pueden ir de la mano. O no. Y de las emociones mejor no darse por aludido, ya que están por todas partes. Inundan nuestras vidas aunque creamos, ilusos, que no están tan cerca., merodeando el corazón que nos late. Les cuento todo esto porque cada día, cualquier mañana como la de hoy, recibimos cientos de impactos. Golpes, caricias o noticias buenas y malas que van moldeando nuestro estado de ánimo a lo largo del día. Esa es una batalla perdida porque dudo de que exista alguien a quien esos impactos no le pasen factura.

En las conversaciones con mis amigos a veces sale este tema y acabamos reflexionando sobre las consecuencias del estrés al que nos vemos sometidos con nuestros trabajos. Y estoy convencido de que en muchas ocasiones se debe a los repetidos impactos que recibimos en el día a día. Hagan la prueba una jornada de éstas. Descubrirán cuánto de frágiles somos a medida que sumamos heridas invisibles, ese tamiz que va dejando en nosotros la atmósfera en la que nos movemos. El disparo de impactos que cae sin cesar desde que encendemos el móvil en el baño tras una noche de silencio necesario para nuestros cuerpos. Igual que este puñado de frases que les acabo de escribir. Les aseguro que no era mi intención hacerles daño.