Es algo excepcional y en principio no tiene nada que ver el accidente de tren del pasado 28 de junio (cuando descarriló una locomotora tras chocar con un tractor) y el incendio de un vagón ocurrido ayer. Pero ambos incidentes han tenido lugar en la línea ‘Badajoz-Cáceres-Madrid’ en menos de un mes y han conllevado la evacuación de los pasajeros, quienes bien han sido transportados en autobús hasta Madrid, bien han tenido que esperar a la llegada de otro tren de reposición con sus maletas en medio de la nada. No se trata de hacer demagogia ni de aprovechar el incidente para echar tierra en la cara de nadie, pero sí es necesario acentuar las exigencias sobre la necesidad de acelerar los plazos y poner a disposición de Extremadura un transporte por ferrocarril moderno y más propio del siglo XXI. Una región como la nuestra, alejada de los centros de poder y de toma de decisiones, requiere de instrumentos que le permitan competir en igualdad de condiciones que el resto. Existe el compromiso de contar con un tren de Velocidad Alta (TAP) en el año 2019 en territorio extremeño, pero su conexión con Madrid aún está en ciernes como dio muestras ayer en ministro De la Serna. Hay aún mucha tarea por hacer y la celeridad cuenta.