Vistos los resultados del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológica (CIS), la constitución del nuevo gobierno presidido por Mariano Rajoy no ha apaciguado la incertidumbre política en España. Aunque los datos no son contundentes, se apuntan algunas tendencias. El Partido Popular, coincidiendo con el rebrote del escándalo del Yak-42, pierde un punto y medio de apoyo electoral y se queda en los niveles de las elecciones del pasado mes de junio. Un retroceso que beneficia principalmente al PSOE a pesar de tener pendiente su congreso. Podemos y Ciudadanos, también sumidos en procesos congresuales, parecen haber quedado estancados con un ligera tendencia a la baja. Esta tendencia de los sondeos se produce en un momento decisivo de la legislatura. La próxima tramitación de los presupuestos generales pondrá definitivamente a prueba los apoyos de Rajoy en el Congreso y la viabilidad del Gobierno recién constituido. Nada indica que sea posible alcanzar una mayoría estable y está por ver si el ejecutivo del PP tiene suficiente cintura para moverse en una geometría variable como la que exige la situación. El simple paso del tiempo no permite superar este reto como tantos otros. Rajoy puede tener la tentación de forzar unas nuevas elecciones vistas las encuestas pero nada indica que las urnas arreglasen el problema. Desde las elecciones de diciembre del 2015 hasta este último sondeo del CIS el mensaje de los electores es el mismo: negocien.