En la mañana del 15 de julio, a través de la televisión interna del Congreso, estaba yo viendo los trabajos de la comisión cuando apareció el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño , a quien nunca había tenido yo ocasión de oír su voz. Así que presté más atención y, la verdad, no me defraudó.

No sé si ejerció de cínico o de pasota, pero sorprendió al personal. El fiscal jefe dijo haberse enterado de la existencia de la furgoneta alcalaína 10 minutos antes de entrar en el Congreso de los Diputados. Todos los parlamentarios allí presentes, a excepción de los del Partido Popular, claro, se sintieron vejados por la tomadura de pelo. A mí, lo reconozco, me dio una risa tonta. Luego se fue la luz. Una subestación de Unión Fenosa se había incendiado a pocos metros del Congreso. Cosas de gallegos, pensé.

*Diputado del PSOE