José Montilla --el presidente de la Generalitat que se levanta todos los días con la necesidad imperiosa de demostrar que es más catalán que nadie, pese a haber nacido en Iznájar (Córdoba)-- está indignado. Y, como es natural, y ´obligado´, está más indignado que cualquier catalán de nacimiento y que cualquier otro ciudadano del resto de España.

Al señor Montilla no le gusta la sentencia del Constitucional sobre el Estatut, bueno, no le gusta que el alto tribunal solo haya declarado inconstitucionales parte de 15 artículos, y haya efectuado ligeras recomendaciones en algunos otros. A pesar de que el Tribunal declara plenamente constitucionales 74 artículos, del total de los recurridos, sin hacer la más mínima matización, el señor Montilla está indignado. A pesar de que, según todos los expertos, Cataluña va a tener la más amplia autonomía y capacidad de maniobra dentro del Estado español que ha tenido nunca, el señor Montilla está indignado. Y está más indignado que Jordi Pujol, Pascual Maragall, Arthur Más, e incluso más que toda la ERC, a pesar de haber conseguido para Cataluña más autonomía que todos ellos juntos. Los demás protestan, el señor Montilla está indignado. Y está tan indignado que ha llamado a la movilización civil, o sea a la rebelión pura y dura, para entendernos. Vamos, que acata la sentencia, pero se rebela. ¡Curioso el lenguaje político! ¡Es lo que tiene levantarse todos los días con la obligación imperiosa de demostrar que se es más catalán que nadie!

Carlos Luis Ruiz Alcaide **

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