Hace ya algún tiempo un amigo informático, ese grupo social normalmente incomprendido e incomprensible, me habló de un discurso realizado por Steven Paul Jobs , figura relevante en la industria e historia de la computación, y que hasta hace pocos días no lo había escuchado. En dicho discurso Jobs alude a una interesante teoría que denomina conectar los puntos . Tras los seis primeros meses de universidad decidió dejarla (por diversos motivos: insatisfacción, falta de aportación etcétera, pero sobre todo por causas económicas) aunque siguió vagando por ella otros dieciocho meses, de manera clandestina, asistiendo ya únicamente a aquellas clases o seminarios que consideraba que podían satisfacerle. "Así que decidí dejarlo, y confiar en que las cosas saldrían bien. En su momento me dio miedo... no era idílico". Dicha universidad ofrecía un seminario de caligrafía, quizá el mejor del país, y asistió a él. "Nada de esto tenía la más mínima esperanza de aplicación práctica en mi vida. Pero diez años más tarde, cuando estábamos diseñando el primer ordenador Macintosh, todo eso volvió a mí. Y diseñamos el Mac con eso en su esencia. Fue el primer ordenador con tipografías bellas". "Por supuesto, era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en clase, pero fue muy claro al mirar atrás diez años más tarde. De nuevo: no puedes conectar los puntos hacia adelante, sólo puedes hacerlo hacia atrás. Así que tenéis que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro". "Vuestro tiempo es limitado, así que no lo gastéis viviendo la vida de otro. No os dejéis atrapar por el dogma que es vivir según los resultados del pensamiento de otros. No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra propia voz interior". Y ahora no me parecen tan incomprensibles los informáticos, todo lo contrario.