Dramaturgo

No han sido pocas las peregrinaciones que se han hecho desde diferentes proyectos culturales y deportivos para reunir fondos o encontrar patrocinios. En esas peregrinaciones se acude a instituciones públicas y a empresas privadas. En Extremadura es mayoritario el apoyo institucional a esas actividades culturales y proyectos, y el patrocinio privado constituye una honrosa excepción. Todos entendemos que la situación económica de nuestros empresarios no es lo que se dice boyante y que miran con lupa antes de dedicar un céntimo a la publicidad que se deriva de su apoyo a un festival de música, a unas jornadas de teatro, a un club deportivo, una publicación, una exposición o una semana de cine.

Todos entendemos lo que un día me dijo un director comercial cuando le propuse que patrocinara la comedia Arte : "Mis clientes de publicidad prefieren a Manolo Escobar". Todos entendemos que es muy difícil ponerse a explicar qué es el jazz para que un concesionario de coches pague un patrocinio cuando el personal tararea la canción de Dinio Haciendo el amor .

Ahí quiero llegar, a Dinio, porque dicen que una empresa de Badajoz ha pagado más de dos millones por traer a Dinio y a Kiko Matamoros a la inauguración de sus instalaciones. Todos entendemos que Dinio y Matamoros son dos personajes de enorme trascendencia para la cultura española (la están pudriendo como corresponde a los parásitos que se instalan en los cadáveres) y que a la hora de patrocinar algún acontecimiento trascendental con dos millones de pesetas, siempre existirá una escala de valores. Es la ley de la selva, digo del márketing, y quien no lo entienda (yo) está fuera de onda.