TDturante la década de los años sesenta, cuando muchos españoles emigraban a otros países de Europa, en España no estaba al alcance de cualquiera estudiar una carrera. En Extremadura no había universidad y la única carrera que se podía estudiar era Magisterio. Por lo tanto, quien quería hacer la carrera de Derecho, por ejemplo, debía marcharse a Salamanca, Madrid o Sevilla --donde estaban las universidades más cercanas--, lo que conllevaba unos elevados gastos de manutención fuera de casa del estudiante que no todas las familias podían permitirse, y más viviendo muchas de éstas con los reducidos ingresos que enviaba desde el extranjero el cabeza de familia. Si, es cierto que superado el Preuniversitario o el COU, las universidades se abrían gratuitamente para el superbecado hijo de familia modesta; o también estaba el socorrido seminario diocesano, que ofrecía a los jóvenes la posibilidad de estudiar a cambio de una vida entregada a la vocación eclesiástica. Así pues, la mayoría de los chicos que no eran estudiantes modélicos o no pertenecían a familias pudientes, empezaban a trabajar muy jóvenes como aprendices en todo tipo de profesiones. Estos antiguos aprendices, a día de hoy, son verdaderos profesionales cualificados cuyos hijos estudian en la Universidad de Extremadura o en cualquier otra, porque España ha pasado a ser un país desarrollado y ellos han tenido la posibilidad de prosperar.

Pues bien, parece ser que muchos de estos antiguos aprendices, ya al borde de la jubilación, han olvidado sus antecedentes y van por la vida como señorones neo-burgueses pavoneándose de su favorable situación económica actual, congratulándose unos con otros de que sus hijos estudian una carrera --algo que ellos no pudieron hacer-- y preguntándose: ¿Qué hace tanto inmigrante en España?

Para esta pregunta hay una posible respuesta: ¿Y quién creéis que realiza muchos de los trabajos que vosotros hacíais cuando tenías la edad que ahora tienen vuestros hijos?

*Pintor