Dramaturgo

Un taxista de Badajoz se negó a llevar a una invidente en su taxi porque el perro guía podía mancharle la tapicería. Sólo accedería a llevarla si le pagaba la limpieza del vehículo. Supongo que este taxista pulcro y cuidadoso con los coches e insolidario con los invidentes, tendrá mucho cuidado por estas cosas de la vida y de la carretera (¡ojalá no ocurra nunca!) se haga una pequeña herida, sangre poquito y sea evacuado en ambulancia. Supongo que habrá prevenido la limpieza de la misma pagando su coste, el coste de los guantes de látex de quienes solidariamente le socorran y tendrá previsto el abono correspondiente por si se diera el caso de necesitar ayuda canina el resto de sus vidas (que el nervio óptico se le puede joder a cualquiera).

De nada sirven las campañas de sensibilización del personal si ante actos brutales como éste del taxista no ponemos las cosas en su sitio. El mundo está sobrado de hijos de su padre que se pasan los derechos, las libertades y conceptos como solidaridad por el forro de los asientos de sus coches. Una cosa es sufrir discapacidades y otra muy distinta sufrir abusos y discriminaciones. Creo que el citado taxista (al que no me importa machacar en este artículo y en los que haga falta) no tenía ningún escrúpulo en llevar en su taxi a Dinio y a Matamoros, a pesar de la basura que despiden, en esa gira surrealista que han hecho en la Feria de Badajoz y que, a tenor de la expectación suscitada, ha sido uno de los acontecimientos culturales de la Feria y Fiestas de San Juan patrocinado por una empresa privada. Igual ni les cobró la carrera y les pidió un autógrafo para su basurero particular.