TLta igualdad entre mujeres y hombres no está garantizada en el ámbito laboral aunque sea un derecho reconocido por la Constitución. Hacerlo requiere poner en marcha instrumentos que garanticen la igualdad real. Uno de ellos es la negociación colectiva, que compromete a la parte sindical y empresarial, y que nos sitúa en el nivel de concertación laboral que llamamos convenio colectivo. Este instrumento, más cercano a las trabajadoras y trabajadores, se concibe como el marco adecuado para la regulación de los derechos laborales y garantizar su aplicación. Por esta razón, se revela como el idóneo para que la igualdad de mujeres y hombres en el trabajo sea una realidad.

Y aunque la negociación sindicatos-empresarios ha hecho posible la existencia de convenios con medidas de acción positiva buscando eliminar la discriminación e impulsar la igualdad entre mujeres y hombres, la persistencia de convenios que ignoran la existencia de mujeres, que mantienen discriminaciones, directas e indirectas, o que recogen acciones positivas como meras formulaciones teóricas, nos obliga a reforzar el trabajo sindical en las empresas y centros de trabajo.

En consecuencia, al objetivo sindical encaminado a que las trabajadoras y trabajadores perciban el convenio colectivo como una fuente básica de derechos, debemos incorporarle el que lo utilicen como un instrumento para la igualdad. Esto exige, por un lado, una mayor concienciación de las trabajadoras y trabajadores de su capacidad para transformar la realidad y una reorientación de la acción sindical. Por otro, un replanteamiento de la estrategia empresarial.

Las trabajadoras y trabajadores necesitan un mayor conocimiento de las situaciones de discriminación que pueden estar produciéndose en sus empresas o centro de trabajo y sobretodo cómo detectarlas. Las campañas de sensibilización, institucionales y sindicales, son un paso para la toma de conciencia; la participación sindical la mejor garantía. La organización y participación de las mujeres en sus ámbitos (sindical, empresarial...), es un requisito necesario para reforzar la igualdad.

Desde la acción sindical, en la que CCOO reitera su compromiso con la igualdad de oportunidades, es necesario incrementar la presencia de las mujeres en todos los ámbitos del sindicato --participar para decidir -- y en particular, en las mesas de negociación. Organizadas sindicalmente, las mujeres podremos superar los obstáculos que aún restringen nuestra actividad laboral.

De la cultura empresarial sería necesario eliminar estereotipos y prejuicios, tradicionalmente mantenidos, acerca del trabajo femenino y de la mujer empresaria. Un cambio en esta dirección debería ir acompañado de un conocimiento y formación sobre situaciones discriminatorias y acciones positivas que permitiera, en los procesos de negociación, avanzar en la regulación de derechos e igualdad.

Es pertinente terminar estas reflexiones con un breve apunte sobre los acuerdos para la negociación colectiva que tienen su reflejo en los convenios. Así, el pasado 4 de marzo las organizaciones sindicales y empresariales firmaron el Acuerdo Interconfederal de Negociación Colectiva 2005, y este hecho, de vital importancia en el ámbito socio-laboral e invisible mediáticamente, supone renovar un compromiso con la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y la posibilidad de ampliar los marcos y contenidos de la regulación laboral haciéndolos más permeables a los cambios sociales y legales.

Así, impulsar la contratación de mujeres en todos lo sectores de actividad, eliminar las denominaciones sexistas en la clasificación profesional (categorías, funciones, tareas), ajustar la formación y los ascensos a criterios objetivos que favorezcan la igualdad de oportunidades, la promoción de la mujer o eliminar las diferencias retributivas que existan por una inadecuada aplicación del principio de igualdad de retribución por trabajos de igual valor, son medidas recogidas en los Acuerdos Interconfederales que, trasladadas a los convenios colectivos, supondrían un avance importante en el camino hacia la igualdad real.

Por último, la igualdad de mujeres y hombres en la sociedad en general, y en el mercado de trabajo, en particular, precisa de avances legislativos que incluyan de forma específica y transversalmente la igualdad de oportunidades para avanzar en el desarrollo de un mundo más justo, igualitario y solidario.

*Secretaria de Comunicaciónde CCOO de Extremadura