TEtl atildado alcalde de Valladolid, --barbita y fachón decimonónico--, cuestionó con nulo ingenio la eficacia, idoneidad y preparación de Leire Pajín , y con subconsciente traidor remató que sus morritos le ponían. Luego por diluir lo rijoso, la llamó dibujo animado. Así se retrató el hombre y regaló un oportuno balón de oxígeno al PSOE que con Blanco a la cabeza exige solemne la del regidor, presiona a Rajoy y desgasta al PP en esta hora rabiosa del recorte de distancias o de la distracción, justo el día en que la tasa de pobreza de los hogares llega al 20,8%. Celebro la repentina conversión de algunos al mundo de la buena educación aunque no esta última tendencia a prohibir insultos cuando son en contra y abucheos. La libertad de expresión ha favorecido todo tipo de expresiones contra los defectos físicos del otro, como la rara dicción de Rajoy, --cuando habla come fideos, según Felipe González --, el cráneo mefistofélico de Rubalcaba o la semejanza de Pepe Blanco con el Ratoncito Pérez maligno. Chistes crueles o fáciles que nunca deben ser argumento para reprobar una gestión política. Pero la escandalera de moda si se profiere algún comentario referido a una mandataria socialista ya raya. Nadie se rasgó las vestiduras cuando ZP era Bambi, un dibujo animado tierno, pero dibujo al fin. ¿El insulto no lo es si el agredido es varón? El comentario del rancio alcalde, cuyas hijas, de tenerlas, estarán avergonzadas, es feo, sí, tanto como el "tonto de los cojones", "Carlos II vestido de Mariquita Pérez" o "monja alférez" para la pobre Loyola de Palacio . ¿El insulto no lo es si se arremete contra el PP? Es verdad que Leire es mofletuda, pero recuerde a Peguitita o a Piolín, no es argumento político. Ahora dicen que se han traspasado todas las líneas rojas por la connotación sexual pero olvidan cómo se puso a Soraya por su posado sugerente. De aquellos polvos vienen estos lodos. Todo vale cuando se zahiere al otro. Deja de valer cuando es a uno. Las escaladas de violencia, verbales o no, es lo que tienen. Terminan fatal.