WEwn los últimos días EL PERIODICO ha informado de la existencia de una dirección de internet, miarroba.com --ya cerrada--, utilizada por centenares de escolares de Cáceres para --entre otros mensajes, algunos de los cuales eran de amor-- insultarse y amenazarse. El asunto vio la luz a raíz de un intento de agresión --esta vez con la protagonista presente-- de una chica de 15 años sobre otra de 13, ambas del mismo colegio. La presunta agresora se dirigió al domicilio de su compañera para pegarle. No lo consiguió porque la policía intervino y dispersó a los curiosos, muchos de los cuales, compañeros del mismo colegio, habían sido convocados al acontecimiento a través del teléfono móvil.

Se trata de un presunto caso de acoso escolar, pero en esta ocasión con una circuntancia que lo hace verdaderamente inquietante: en la página de internet mencionada había un foro, es decir, un espacio de discusión y participación de los internautas, expresamente dedicado a insultar a la chica de 13 años, entre cuyos participantes estaba la presunta agresora. Esa página --no ese foro-- había recibido 300.000 visitas sólo en este mes.

Este episodio ilustra la formidable herramienta, en esta ocasión también de multiplicación de resentimiento, que es la Red. Internet transforma una voluntad de hacer daño, individual o de un grupo reducido, en un asunto de tribu puesto en un escaparate al que acceden miles de personas. A una niña de 13 años puede resultarle difícil de manejar el que haya gente de su colegio que la acose, pero que se vea acosada y expuesta ante los ojos de los escolares de su ciudad es mucho menos soportable.

Podrían pedírsele responsabilidades al adminstrador de la página. Y sin duda la tiene: su declaración de exoneración de responsabilidad de los contenidos en razón de que es imposible revisar todos los mensajes, es tan farisaica como la rapidez con que ha clausurado la página a raíz de la investigación de la Fiscalía. Pero, con todo, existe una responsabilidad anterior. Es la de los padres. Y no es --que también-- que los padres estén atentos a cómo sus hijos utilizan internet. Porque internet no es el problema: es sólo el canal de expresión. Un canal que amplifica hasta el infinito los mensajes, pero independiente de su contenido. Por eso la almendra de la cuestión son los mensajes. El foro ahora clausurado nació como un espacio para que los escolares cacereños hablaran de sus asuntos, pero fue colonizado por los insultadores, fagocitado hasta destruirlo por los que no tienen más discurso que el amenazante, que el calumnioso. Ese es el problema: por qué hay jóvenes cuya inclinación es ser violentos, hacerle la vida imposible a aquellos a los que consideran más débiles. Y, en este sentido, la página miabrroba.com tiene un valor incalculable porque permite ver, sin intermediarios ni interpretaciones interpuestas, que existe una juventud que está sin educar, que desconoce los rudimentos de la convivencia. Una página que apunta a los jóvenes, pero que apunta a los padres primero y a los educadores después.