TStegún parece el proceso de integración cooperativa en Extremadura ha comenzado y para ello una consultora muy prestigiosa está realizando un estudio-diagnóstico que permita planificar de manera eficaz y eficiente todo el itinerario que conduzca hacia el logro de ese gran grupo cooperativo con el que todos soñamos.

En ese estudio inicial se ha decidido analizar los datos de 11 cooperativas, casualmente todas ellas de una dimensión considerable y creo recordar que con estructuras de segundo grado. La cuestión está en conocer que va a pasar con las cooperativas de base que existen en muchos pueblos de Extremadura del ámbito rural, en las que la lucha por la supervivencia es continua y donde hablar de integración es poco menos que hablar en chino. Se trata en muchos casos de la primera empresa del municipio, en la que están -directa o indirectamente- representadas todas las familias y donde resulta muy complicado concienciar sobre el nuevo horizonte que se les avecina.

Conozco muy bien a estas cooperativas, su forma de sobrevivir y sus continuos problemas. No en vano en Villuercas-Ibores llevamos trabajando desde hace varios años en esto de la integración con resultados lentos pero firmes. En este sentido, me gustaría que el proceso que se ha iniciado en Extremadura contase con la visión menos desarrollada del cooperativismo extremeño, con la perspectiva de esa otra forma de potencial de desarrollo de importancia crucial para el progreso de los pueblos y la fijación de sus habitantes. Es precisamente en estas organizaciones minoritarias donde hay que trabajar a fondo la estrategia, o al menos de manera paralela. Sólo así estaremos dando la oportunidad a todos por igual y con ello contribuiremos al desarrollo de esta región sin diferencias.

*Técnico en Desarrollo Rural