A pesar de que la transparencia de los mercados financieros españoles ha aumentado en los últimos años, de cuando en cuando aparecen casos como el de Gescartera y, ahora, el del Eurobank. Sería ingenuo pensar que este banco no había dado señales de alarma, cuando arrastraba pérdidas de varios ejercicios. Además, la Generalitat de Cataluña había requerido el año pasado a las tres mutuas que participan en él que retiraran sus inversiones, cosa que no hicieron. Lo peor de estos casos es la generalización de productos complejos --como los llamados depósitos estructurados que la organización de consumidores Adicae ha denunciado-- que los clientes difícilmente entienden. Con el atractivo de una alta remuneración, esconden inversiones de riesgo en bolsa o, aún peor, en acciones que ni siquiera cotizan, como algunos depósitos del Eurobank. Los inversores deben ser más prudentes, pero quien tiene la máxima responsabilidad es la autoridad financiera. Por eso sorprende que Economía asegure que en la información facilitada por las mutuas no se detectan "irregularidades sustanciales" que puedan afectar a los intereses de los mutualistas, cuando muchos de ellos ni sabían que lo eran.