WEwl nombramiento de Ibrahim al Safari como nuevo primer ministro de Irak cierra el proceso abierto con las elecciones del pasado mes de enero. La presidencia del país ha recaído en Jalal Talabani, fundador de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), con cuya designación se quiere poner sordina a los anhelos soberanistas del colectivo kurdo, mientras las vicepresidencias han sido para el exministro de Economía iraquí, el shií Adel Abdel Mahdi, y el exjefe interino del Estado, el suní Gazi al Yauar.

Aparentemente, el plan de democratización de los ocupantes se cumple, pero la realidad es distinta: la UPK sólo tiene fuerza en las ciudades, simpatizó con Irán en la guerra de 1980-88 y, en 1996, se enfrentó con el Partido Democrático del Kurdistán (PDK). Además, Talabani distingue entre resistencia y terrorismo. Al Safari es el líder político --el espiritual es Alí Sistani -- de Dawa, el primer partido religioso que aceptó las elecciones y la instauración de un régimen constitucional y democrático en Irak con la sharia como referencia. Sin embargo, se opuso a la invasión y preconiza un acercamiento a Irán. En suma, el resultado puede no ser el previsto por la Casa Blanca y las tropas pueden verse obligadas a irse o a afrontar más violencia.