En un género casi inexistente en Extremadura, Irene Cardona es protagonista del pequeño hito histórico de haber dirigido el primer largometraje propiamente extremeño. Presentado ayer en el Festival de Málaga, la historia de Un novio para Yasmina es la de la Extremadura de ahora mismo: sus gentes, sus pueblos, sus problemas. Seguramente comunes a los de otros lugares de España. Para llegar a este hito, la directora nacida en Navalmoral de la Mata estudió dirección y guión en la escuela de cine de San Antonio de los Baños, en Cuba, y posteriormente interpretación en Madrid. Su corto La cigüeña recibió el Premio Extremadura a la Creación en el 2002 y el documental La batalla de Badajoz , el del consejo asesor de RTVE en Extremadura. Ahora, con su primera película, despliega una mirada abierta sobre el amor, la inmigración y la tolerancia.