La situación en Corea puede devenir en catastrófica, pero en Haití lo es ya. Es más; lo lleva siendo no ya desde el terremoto que hace unos meses lo asoló, sino desde su propia fundación sobre los cimientos de la miseria. Sin embargo, parece que el único que no se ha olvidado de Haití es el bueno de Forges , contumaz en el recordatorio en cada uno de sus dibujos diarios: "Pero no te olvides de Haití".

Las barbas de Irlanda vemos pelar, y los malos augurios, tal vez los más realistas, nos emplazan a ir poniendo las nuestras a remojar. Es grave lo de Irlanda, y lo de Corea, lo de esa guerra que no termina nunca, como la mayoría de las guerras, más grave aún, pero no necesitaríamos tanto susto en la actualidad internacional para olvidar a Haití. En realidad, y a pesar de la epidemia de cólera que diezma las filas de los supervivientes del terremoto, ya lo habíamos olvidado. Los que más, aquellos que tanto enfatizaron en la reconstrucción del país, los magnates y los mangantes que vuelan en círculo sobre las tragedias del mundo. ¿Qué fue del dineral que se recaudó cuando el terremoto? ¿Qué fue de las promesas, los planes y los ofrecimientos? ¿En qué oscuros despachos y alegres bolsillos quedó la esperanza de refundar Haití desde los pilares?

Es grave, ciertamente, el caso de Irlanda y el de Corea, cada uno en su género y en su estilo, pero ni Irlanda ni los irlandeses se van a morir por esto, ni EEUU va a atacar a Corea del Norte, que no sólo tiene petardos nucleares, sino que no se dejó cuando no los tenía. Pero Haití, ese mefítico basural en el que penan sin remedio millones de desventurados, sí se muere, se está muriendo, y sí va a ser atacado de nuevo, seguramente por algún otro regimiento de la caballería del Apocalipsis. Mas para Haití no hay rescate. Por lo demás, el Ibex, ese espectro que sube y baja porque le da la gana, se ha afectado mucho, al parecer, con lo de Irlanda. Si le llegara el hedor de los cadáveres insepultos que sarpullen el occidente de La Española, el Ibex no se afectaría tanto, francamente.