No es la primera vez --ni será la última-- que Jaime Mayor Oreja (San Sebastián, 12-7-1951) alude a la suspensión de la autonomía vasca esgrimiendo el artículo 155 de la Constitución (en el que se prevé que el Gobierno proponga al Senado suspender un Estatuto autonómico cuando se atente gravemente contra "el interés general de España"). En octubre, en la revista Epoca, el exministro del Interior dijo: "Ante la amenaza de Ibarretxe de romper la legalidad, nada de la Constitución se descarta, tampoco el artículo 155".

¿Habla por boca de ganso? No parece, a juzgar por las coincidencias que en estas cuestiones tiene con Aznar. Ambos comparten en el fondo del alma la experiencia de haber sido objetivo frustrado de ETA (Aznar, el 19 de abril de 1995; Mayor, el 16 de octubre de 1982). El propio presidente advertía en octubre del 2001: "El Gobierno británico ha dejado suspendida la autonomía de Irlanda del Norte hasta que se entreguen las armas. Cuando me dicen que haga como en Irlanda, supongo que no me están sugiriendo eso". El declive de Mayor desde que perdió las elecciones vascas del 2001 --más evidente aún cuando en diciembre llegó tarde a votar los Presupuestos vascos y fueron aprobados-- le lleva a radicalizar su nacionalismo español. En esto, Aznar se fía más de él que de Rato y Rajoy, los otros aspirantes al trono.