Maestro industrial en artes gráficas, Javier Rojo (Pamplona, 2-3-1949) sabe que los duendes de la imprenta hacen decir en blanco sobre negro lo que en modo alguno estaba en el pensamiento de los autores. Y en política también hay duendes que en el último instante cambian por pactos de presente o prospecciones de futuro lo que parecía tan cercano como era la presidencia de la Diputación de Alava.

La experiencia de Javier Rojo en política es amplísima, tanto en lo referente al ámbito general como a los entresijos del partido socialista. En 1976 ingresó en UGT y un año después lo hizo en el PSE-PSOE. En 1982 fue elegido diputado por Alava y le reeligieron en 1986 y 1989; en 1993 pasó a ser senador y actualmente desempeña una de las vicepresidencias de la Cámara alta. Pasó por diversos cargos provinciales en su partido, es secretario de Política Institucional, pertenece a la ejecutiva federal del PSOE y encabezó la candidatura alavesa de su partido en las pasadas elecciones forales. Los electores otorgaron más votos al representante del PNV, pero en la pinza con los populares podía haber conseguido una presidencia a la que José Luis Rodríguez Zapatero ha renunciado en su nombre para no verse perjudicado cuando lleguen las elecciones generales.

El pez grande ha dado un coletazo al chico. Y Rojo ha de conformarse para seguir en la pecera.