Leo, en una más que previsible parodia de un jefe médico en un hospital de Brasil, las siguientes frases, globalmente relacionadas con la salud, la alimentación, el alcohol y el deporte: «si no tiene dolor, no haga nada. Está usted bien»; «el ejercicio físico no ayuda a reducir la obsesidad. Ejercitar un músculo lo único que hace es aumentar el músculo»; «si andar mucho fuera saludable, los carteros serían inmortales»; «no se debe reducir el consumo de alcohol. El vino está hecho de fruta y la cerveza de cereales».

En broma o en serio, los mensajes tratan de desdramatizar el, a su vez, continuo ‘bombardeo’ sobre hábitos saludables al que estamos sometidos a diario.

Quien me envió la ‘entrevista’ ha sido siempre un deportista. Ya tiene sus años el hombre, pero la subliminalidad de lo que me traslada es evidente. Y es que puede que nos estemos pasando en nuestro propósito de cuidarnos a cada minuto o, cuando menos, retorcernos el cerebro para mentalizarnos, que ya de por sí es un ejercicio de órdago.

Yo, de verdad, veo a mi amigo ‘Cinturita’ feliz y gozoso con su inmenso corpachón, en el que sobresale con suficiencia su barrigón, del mismo modo que asisto cada dos por tres a los malos tragos que suponen las enfermedades y a veces muertes de gente en absoluto mayor y que se cuida mucho de tomar una simple e inofensiva cerveza en el bar de la esquina.

De momento, yo voy a seguir el ‘consejo’ del médico brasileño y hacerle caso en lo que habla de las bondades de las carnes rojas. Esto dice, atentos: «¿Qué comen las vacas? Hierba y maíz ¿Qué es eso? Vegetales.

Entonces un filete es el mecanismo más eficaz de colocar vegetales en el sistema. ¿Necesista comer cereales? Pues coma pollo». Pues eso. Todo un genio el tío. Aunque lo diga en broma. A mí, qué quieren que diga, me han entrado ganas de un chuletón y un Ribera del Guadiana.