Ha muerto en Italia adonde se fue huyendo del carnaval y la muerte le ha sorprendido de imprevisto. Esta forma de morir se está poniendo de moda, una vez que vivimos casi tanto fuera como dentro de nuestros solares. Recordaré siempre el día que los maristas nos llevaron al teatro a escuchar tocar la guitarra a un niño prodigio. Ese niño era Joaquín Rojas, que nos dejó asombrados que pudiera tocar la guitarra, y además la tocara como no estábamos acostumbrados cuando creíamos que eso de tocar ese instrumento era cuestión de horteras y gente de taberna. Pues hay que decir, porque no se ha dicho, que si hay otra persona que en España haya hecho lo que ha hecho un Paco de Lucía, ese ha sido Joaquín, que desde muy niño reivindicó para la guitarra el lugar que como instrumento le corresponde tras pasar por una guerra, donde se la intenta meter en los bajos fondos del flamenco, o de los epilépticos (palabra de Joaquín ) si del baile se trataba. Deja Joaquín, muchos artículos sueltos, donde está encerrado su conocimiento profundo, su sensibilidad y buen gusto, pero donde está encerrado su esfuerzo, es el libro disco, no venal, que la Diputación de Badajoz ha publicado sobre la figura de Porrina, en el que Joaquín Rojas se vació dejándonos cuatro costados, remasterizados y editados por Promusica, y sus técnicos, Mazuecos Cordero, J. María Muñoz. Ha dejado escrito Joaquín Rojas, que "el mérito de Federico, fue hacer culto lo popular para a continuación decir "los que nacimos entre los años 40 y 50 hemos logrado librar al flamenco de aquellos horribles epítetos, lo hemos sacado de su miseria y de su incomprensión . Su muerte nos entristece, al mismo tiempo que nos empobrece un poco más.

*Escritor