TQtue los impuestos iban a subir más pronto que tarde, era cosa cantada/llorada desde hace tiempo. Esa máxima tan de la izquierda de acosar fiscalmente a los ricos --por otra parte lógica aunque poco verosímil-- dormía, pese a la promesas y a los anuncios, el sueño de los justos. Aquí lo que ha subido es el IVA que es para todos y que por tanto afecta más a los que menos tienen y no han querido ni oír hablar de resucitar el viejo impuesto sobre el patrimonio.

Para que todos no entendamos, el ciudadano --además de los impuestos para todos igual (IVA, gasofias, etcétera)-- paga o debería pagar una parte según el sueldo que gane currando cada día, según las rentas que tenga o haya heredado ajenas a su trabajo y según el patrimonio que posea. Lo que de verdad funciona es la renta sobre el trabajo y es ahí donde están la mayoría de los asalariados, todos lo que tienen una nómina y es el gran bocado de Hacienda porque, sencillamente, no hay salida ni posibilidades de engaño ni ingeniería financiera.

Luego está el rentista, el señor o la señora que, por ejemplo, tienen 25 plazas de garaje y 12 pisos y a fin de mes, sentados tranquilamente en su cuarto de estar, van recibiendo los dineros de sus inquilinos y alquilados. Por último están también los que en lugar de pisos y plazas tienen grandes fincas, grandes joyas, grandes fortunas en definitiva. Y los que van por libres --desde fontaneros a médicos pasando por abogados o dentistas-- a los que Hacienda debe creer en un ejercicio de fe.

Esto es así a grandes rasgos y contado de una forma muy elemental. Ahora reflexiona el ministro José Blanco y llega a la conclusión de que deberán pagar los que más tienen y de que si nos comparamos con la Europa cercana, tenemos un nivel impositivo por debajo de la media. Lo que no dice Blanco en sus reflexiones es la segunda parte a este discurso: cómo se va a cobrar más a los que más tienen (que casi nunca lo tienen a su nombre) y, sobre todo, cómo es esa Europa que paga más que nosotros: la que tiene salarios muchos más altos que los nuestros, pensiones dignas, un sistema educativo serio etcétera. Nada digo de la Sanidad.

Dice Blanco que falta poco para saber por dónde van a ir las subidas y lo que el Gobierno llaman eufemísticamente "el sacrificio". Ojalá den con la llave de una justicia distributiva real y efectiva, pero no va a ser fácil. Aquí ningún rico tiene nada y a la hora de recaudar con urgencia --que es el caso-- me temo que se inventen nuevos tipos y nuevos tamos para lo único que tienen atado y bien atado: el IRPF. Si esa va a ser la solución, me temo que no va a solucionar nada. Si yo fuera el Gobierno, llamaría a consulta a los técnicos de Hacienda y les pediría de verdad un estudio para atajar el fraude fiscal, el gran fraude fiscal, la economía sumergida y una regulación más acorde entre sociedades y particulares. En septiembre nos veremos y ojalá --insisto-- entre todos den con una solución justa.