Maestro

Cayeron estatuas con la efigie del dictador iraquí. Saquearon palacios, comercios, museos y hospitales ante la pasividad de las tropas invasoras. Se impuso el caos. La cámara de televisión de un reportero español grababa desde el balcón de su habitación, en ese hotel en el que todo el mundo sabía que se alojaban reporteros de distintos países, los movimientos de los carros blindados que habían entrado en Bagdag. Hasta ahí todo era normal, dentro de la normalidad de cualquier guerra. La grabación terminó al mismo tiempo que quien la manejaba caía herido de muerte. Dicen quienes acabaron con la vida de José Couso que creyeron que les atacaron desde el hotel, o que confundieron el objetivo de su cámara con la mira telescópica de un francotirador ¿?, y ante la duda, la muerte. Antes, otro periodista español había perdido la vida, esta vez por efecto de un misil iraquí. Julio A. Parrado no pudo mandar su crónica. No se atrevió a entrar con las tropas americanas ante la duda de la idoneidad de su chaleco. Su muerte fue la noticia. Varios años antes, a nuestro paisano Juancho una bala made in USA, le segó la vida. Testigo de cargo, su compañera Maruja Torres que peleó lo indecible por demostrar que fue un crimen. Ahora, como entonces, tal vez había que evitar testigos incómodos, o amedrentar a los periodistas para que no siguieran mostrando las imágenes que quienes idearon lo de la guerra preventiva no querían que se difundieran porque mostraban con crudeza las atrocidades de esta guerra misericordiosa. Nada de lo que se haga podrá anular, o tan siquiera mitigar, el intenso dolor que se habrá instalado en el corazón de sus seres queridos, ni tampoco anestesiará la indignación de quienes fueron testigos del disparo asesino. Por mucho que digan quienes apoyan la guerra, la libertad no se puede cimentar en la violencia y las acciones bélicas no pueden sustituir al diálogo para lograr o, en su caso, mantener la paz. Libertad y paz han de ir tan juntas que debieran ser una sola palabra, liberpaz. Y no hemos visto ni un arma de destrucción masiva, ni arsenales químicos. ¿Y Sadam? No aparece. No importa, porque, al más puro estilo de las cantinas tejanas del lejano oeste, han ideado un poker mortal en el que no se dispara al tramposo. Hay que matar a quienes ilustran los naipes de la baraja asesina. Por aquí se rememora un año más otra muerte. Ha comenzado la semana grande turística con la lluvia haciendo retroceder el segundo desfile dominical y con amenaza de mal tiempo hasta el miércoles. Muchos turistas por las calles y muchos paisanos camino de las playas y de los pueblos. Los populares han hecho pública su candidatura tras el descarte de concejales. Ahora nos toca, a quienes decidimos con nuestro voto, analizar las diferentes propuestas para realizar la elección con criterio. Tras la elección el control político y social es imprescindible para no tener que pasar la vergüenza, como ciudadano, de que un alcalde electo salga por la puerta falsa como parece que va a salir Alvarez del Manzano. Pero eso sí, según él, con la conciencia tranquila. Sin comentarios.