La concejala de Seguridad Ciudadana placentina vive una situación surrealista: ha pedido al juez una orden de alejamiento del jefe de la policía local. No ha podido o no ha querido capear las difíciles relaciones que sus antecesores también han sufrido en propia carne y ha estallado en sus manos un conflicto latente que está pidiendo a gritos al ayuntamiento una solución legal, pero definitiva. Lo llevan en el sueldo pero no hay político que pare la bola de nieve. El miedo es libre y Pepa se siente amenazada, pero si algo está fuera de toda duda es el vacío de poder en la policía local y eso es intolerable. La plantilla en su mayoría --"mis chicos" como les llama maternalmente-- ha visto en ella a una mártir a la que ya le ha pasado factura política y no precisamente por la oposición, sino en su propia casa. Su fidelidad a Juancho Alvarez le ha arrinconado en el gobierno mientras no cabe duda de que en la delegación donde más cómoda se siente es en la de la mujer. No apareció cuando otra concejala anunciaba que por fin llega la vigilancia policial a la Data y el tráfico sigue siendo un caos, pero seguro que no falta a la semana de la mujer, donde demostró sensibilidad al dar el premio de la mujer trabajadora a Felisa Montáñez, todo un clásico de las tiendas de veinte duros.

MERCHE R. REY