Responsable Juventud

UGT Extremadura

Va siendo hora de afrontar, por los jóvenes extremeños, una reflexión política sobre las medidas gubernamentales de recorte del subsidio agrario-PER, así como de la excesiva pasividad que demostramos ante las constantes agresiones que recibimos de un gobierno del PP, que diseña desde Madrid las políticas que afectan a nuestra región, sin tener en cuenta las diferencias sociales y coyunturales de nuestra demografía.

Quizás ésta es una de las ocasiones en la que los intereses estratégicos de la clase obrera no coinciden necesariamente con los intereses individuales de un colectivo de trabajadores del campo que, paradójicamente, no ha encontrado en los jóvenes extremeños el respaldo y apoyo que prestaron en las distintas movilizaciones contra el decretazo que tanto afectaba al colectivo juvenil. No hay dudas sobre el alcance de la agresión. Comprometerse es fácil, involucrarse no es tarea para acomodados.

El subsidio agrario-Plan de Empleo Rural vigente hasta este año es, en su coste global, cuantitativamente escaso (equivalente al de un ataque a la isla del Perejil) y comparativamente ridículo; es notorio que otras regiones de nuestro país han recibido muchísimos más recursos expresos para financiar sus reconversiones y/o mantener sus industrias claves.

Todo eso, sin contar las transferencias invisibles o los robos de diferentes tipos que el gobierno central viene infligiendo a Extremadura desde tiempos inmemorables, es decir, deuda histórica, financiación autonómica, financiación corriente, fondos europeos, expolios bancarios, manipulación mediática y legislación sin fondos, entre otras agresiones a nuestra región.

Individualmente y una vez descontado el pago de la Seguridad Social, lo que se obtiene limpio de SA-PER es una miseria, 130 euros al mes. Los pescadores gallegos van a percibir de 50 a 70 euros "al día" debido a una negligencia del PP (no una catástrofe natural), para facilitar un modo de subsistencia a estas familias que no van a poder trabajar en el mar. En el campo no se puede trabajar en los distintos cultivos más de 6 meses consecutivos.

El SA-PER ha significado para Extremadura una mejora sensible de las condiciones de vida en el medio rural, evitando el trago de la emigración a otras zonas urbanas, además de impulsar una economía adyacente generada por la percepción económica de los jornaleros extremeños. El pretendido ahorro diseñado en Madrid tiene como consecuencia, a medio plazo, un incremento significativo de la presión obrera por salarios decentes en el campo, algo que chocaría frontalmente con los márgenes fijados por Bruselas.

Mientras quede en la retina la imagen de que solamente estamos peleando por una paga, mal andamos; tampoco valen discursos genéricos sobre los pobrecitos jornaleros extremeños, ni refrendar con nuestro silencio el discurso del PP sobre un subsidio para vagos y defraudadores. Recuperar la legitimidad social de nuestra causa es una tarea que necesita la implicación de todos/as los jóvenes.