Escritor

El cambio es profundo. Antes el joven se preparaba para ser viejo con urgencia, y ahora se prepara para alargar su juventud ante la incertidumbre de su salida. Antes se decía mucho cuando yo sea mayor y eso hoy ya no lo puedes decir porque se ha alargado. Tenía el hombre de antes un problema que no lo tiene el de hoy, que es el sexual. Muchos de los de antes darían gran parte de su vida por haber realizado experiencias naturales del sexo, frente a los innumerables contratiempos de su época que tenía que aliviarlos en solitario, bajo la guadaña de algún jesuita que inmediatamente te condenaba al fuego eterno. Los ejercicios espirituales te alargaban todavía más esa inquietud de no poder plenizar tu vida nunca, y ahora todo eso se ha trasladado a otros campos como son el del trabajo a corto plazo, siempre con la espada de Damocles de tener que cambiar por otro trabajo días después.

En la juventud de mi época, también había gentes que teníamos una gran incertidumbre, sobre todo debido a nuestra forma de ser. Decir en aquellos tiempos que escribías teatro, era como adelantar una pena profunda que se instalaba en tu familia como un problema más que añadir. Los noviazgos largos y no plenos, eran interminables, porque tampoco era tan seguro encontrar trabajo y hasta se llegó a considerar una gran desgracia tener un hijo estudiando Derecho, y no digamos médico, que la única salida era la Seguridad Social, que se consideraba una gran desgracia nacional, sobre todo impulsada por un régimen raro del que no te fiabas para nada.

Las carreras, por otra parte, no tenían nada que ver con el prªt-a-p²rter de ahora, con carreras de centenares de universidades de aquí y de fuera, donde en un papel dicen que eres máster de cosas rarísimas.

Los jóvenes nunca lo tuvieron claro, y algunos lo tuvimos muy oscuro, y encima caía sobre ti una enfermedad, pero sobre todo tenerle que decir a los vecinos que estabas terminando económicas o que estabas en una escuela especial que sólo aprobaba gente muy elegida.

Ser joven fue siempre jodido, y lo siento, pero ahora no tanto. La libertad hay que valorarla.