WLw as consideraciones a las que recurre el Consejo General del Poder Judicial para oponerse a la despenalización de la investigación con embriones, que promueve el Gobierno, apenas ocultan los prejuicios ideológicos de la mayoría conservadora de la institución. El informe que el CGPJ aprobará soslaya la batería de garantías contenidas en la reforma en curso del Código Penal y reproduce, en cambio, con más o menos pudor, las líneas generales de la posición de la Iglesia católica y otros colectivos para concluir que la propuesta gubernamental es "antijurídica". El texto redactado por el vocal Adolfo Prego coincide en esencia con los argumentos aportados al debate universal sobre la clonación de embriones por las organizaciones neoconservadoras de EEUU y Europa occidental. La consideración de que la clonación con fines terapéuticos y otras técnicas de vanguardia de la investigación biomédica son incompatibles con el respeto a la vida y a los derechos humanos es justamente la misma que la de los ideólogos neoconservadores. Lo que, en la práctica, significa que en el platillo de las inquietudes éticas del ala conservadora del CGPJ pesan más sus reservas mentales que la opinión dominante en la comunidad científica: la necesidad de perseverar en este tipo de técnicas para avanzar en la curación de varias enfermedades. El empeño de neutralizar con el dogmatismo los avances de la ciencia es una constante histórica a la que se han sumado algunos magistrados. Lo cual no pasaría de ser expresión de un punto de vista tan legítimo como discutible si no fuera porque de las investigaciones que quieren impedir depende vencer males atroces.