TCton tanto antagonismo y aparente cambalache de políticos desmenuzado en el culebrón de El Corte Inglés cacereño, la imaginación de mi amigo Carlitos García , el ingenioso informático, se ha disparado y se ha embaucado el hombre en idear un videojuego al que posiblemente llamará El Reino del Castillo Dorado . Ya tiene mi amigo Carlitos casi todo estructurado. Los personajes principales, que en principio no se sabe quiénes son los buenos y quiénes los malos, son seis: un rey que propone al jugador que construya un castillo de oro en su reino; una condesa que aspira a ocupar el trono e intenta avisar al jugador de que corre el peligro de construir el castillo sobre un territorio encantando que debe ser respetado para no herir la sensibilidad de los dioses; un caballero de la corte que propone al jugador que construya un castillo de hierro y no de oro, ya que es sabido que el rutilante metal es símbolo de vanidad y codicia, imperfecciones humanas que los dioses a veces castigan muy severamente; un segundo caballero que en el juego hace las veces de comodín, y auxilia o no al jugador, según le convenga; un extraño mago que a veces aparece con la intención de ayudar al jugador cuando éste se encuentra en una situación dificultosa del juego, y por último un personaje sin apariencia determinada llamado Política, que interfiere o confunde, como un virus troyano con muy mala leche, la jugada que al jugador más conviene en cada momento. También intervienen en el juego los habitantes del reino, que animan al jugador cuando éste se inclina por levantar el castillo, ya que casi todos están deseosos de que se construya un Castillo Dorado en el reino que habitan, porque saben que la mayoría se beneficiará de ello. Por otro lado están los habitantes del reino vecino, que ya poseen un Castillo Dorado , quienes se frotan las manos cada vez que el jugador fracasa en su hazaña, porque si no consigue construir el castillo pretendido, gentes de otros reinos no dejarán de visitar el suyo.

Yo he sido el primero en jugar a El Reino del Castillo Dorado y es una pasada. Mi amigo Carlitos pretende que El Corte Inglés lo comercialice para las próximas navidades. Claro que habrá que irse a Badajoz a comprarlo.

*Pintor