WIwrán no suspenderá el enriquecimiento de uranio, tal como le exigen Estados Unidos y la UE, con acuciante insistencia, y Rusia y China, de forma más pausada. La decisión puede interpretarse como un desplante de los ayatolás a la oferta de diálogo formulada por Condoleezza Rice a cambio de renunciar al átomo, pero parece más adecuado suponer que se trata de una maniobra para sacar el máximo partido posible a una situación aparentemente favorable en los terrenos económico y diplomático.

La inviolabilidad del régimen norcoreano, con un modestísimo arsenal nuclear, ha convencido a los jerarcas iranís de que el mejor seguro de vida es disponer de la bomba. Con el precio del barril de petróleo en torno a los 70 dólares e Irak al borde de una guerra civil, la república islámica guarda dos ases en la manga para alcanzar este objetivo: una gran capacidad financiera para contrarrestar los efectos de eventuales sanciones y el convencimiento de que Estados Unidos precisará pronto de sus buenos oficios para moderar a la mayoría chií de Irak. El tercer as se lo proporcionan las presiones republicanas sobre Bush para que abrace la causa de la contención y evite así que las elecciones al Congreso de noviembre acaben en fiasco.