Acabamos de presenciar un nuevo hito en la aridez bipartidista y falta de pluralidad de esta campaña, cuyo comienzo ha estado marcado, fundamentalmente, por una política informativa que reduce el debate a una competencia bipartidista entre Zapatero y Rajoy, marginando al resto de las fuerzas políticas y amplificando el efecto, ya de por sí antidemocrático e injusto, de la Ley Electoral.

En un despliegue mediático sin precedentes, 30 cadenas y 400 profesionales siguieron el debate entre los líderes del bipartido, su antagonismo personal y sus argumentos de sobra conocidos. Pero tal exhibición, que llegó a más de 13 millones de ciudadanos, se hizo sin ninguna referencia a la opinión o a la existencia de las demás fuerzas políticas que se presentan a las elecciones ni a la diversidad que simbolizan. "Estamos en una sociedad global", concluyó el moderador del debate. Quizá global, pero desde luego, no plural. Asistimos a una jibarización de la política que, en nuestra opinión, lo que puede generar es un aumento de la abstención, porque la España plural no se puede ver representada en el discurso reductor de la confrontación entre el PP y el PSOE por un supuesto centro político que dará la victoria a uno u otro partido.

Sin embargo, que el partido socialista va a ganar estas elecciones es algo que, a estas alturas, está relativamente claro. Así lo muestran los sondeos más recientes, dando la razón al discurso que Izquierda Unida ha esgrimido desde el inicio de la campaña: que la distancia entre PSOE y PP era mayor de lo que las encuestas del CIS pretendieron hacernos creer.

Por tanto, lo que en realidad está en juego en estas elecciones no es quién va a ganarlas, sino cómo va a gobernar el partido socialista la próxima legislatura. Lo que está en juego es si las presiones de la derecha van a tener éxito, empujando a Zapatero a pactar con CiU, o si por el contrario la movilización de la izquierda y la presión desde la izquierda se traducirán en un aumento del poder institucional de Izquierda Unida para marcar el rumbo de la nueva legislatura.

Y es eso, en realidad, lo que tendrán que decidir el 9 de marzo aquellos y aquellas votantes que se identifiquen con una sociedad de izquierdas en España, moderna, solidaria y democrática: o giro a la izquierda con una fuerte presencia de IU, o manos libres para negociar con fuerzas nacionalistas de derecha. Es sencillo.

Julio Alejandre Calviño **

Azuaga

Candidato al Congresopor IU de Badajoz