TPtero, ¿en verdad alguien cree que el remedio a la hecatombe de la justicia española reside en averiguar si hay más jueces rojos que azules o más verdes que dorados? ¿O si en el Tribunal Constitucional hay unos gallegos y debemos compensarlo con más mallorquines? ¿O que el Supremo no cree en el sacramento del bautismo porque hay mayoría de chiís? ¿De verdad alguien ajeno a esa pelea tabernaria se lo cree? Que la justicia en España sea una opresión intolerable (o solo tolerada por una población usada a la arrogancia del señorito, al ultraje del latifundista, la prepotencia del nuevo rico, la vesania de los sicarios) no resulta del reparto de poltronas bien pagadas. Para cualquier ciudadano razonable, la reforma de la justicia no debería consistir en una nueva partición de la raspa, sino en la voluntad de resucitar un sistema judicial extinto. Los jueces españoles son tan buenos y tan malos como los dentistas o los taxistas, si acaso hay taxistas malos, cosa que dudo. Pero trabajan en condiciones que estarían perseguidas por la ley en una empresa privada. Mientras no se inyecten millones de euros para informatizar el sistema, mientras no se creen mil nuevas plazas de juez, mientras se les pague una miseria, no habrá justicia en España. ¿Por qué entonces tanto escándalo sobre quién ocupa el trono y quién el taburete? Pues porque no hay voluntad real en ningún partido político (y ese es uno de los peores cinismos de la izquierda) de que haya justicia en España. Es lógico: los ricos no pasan por los juzgados. O solo unos pocos y por poco tiempo. O para ser absueltos. Solo los miserables llenan los pasillos hacinados como ovejas: los que no pueden pagar abogados rufianescos, los que solo han robado mil euros y no mil millones, los que no tienen papeles pero tampoco cuentas en Liechtenstein. ¿Demagógico? Pregunten a los jueces que todos los días han de vivir con la vergüenza de su inoperancia. No hablen con sus representantes, son artefactos de partido. Hablen con los jueces, ellos nos juzgan. Y están tan hartos como nosotros.