La sección sexta de la Audiencia Provincial de Cádiz está dispuesta a que unos peligrosos ciudadanos, componentes de la chirigota de los Pérez, no se desmanden más, y anden con cuidado, por lo que les va a acusar de un delito de injurias colectivas, cometido a través de unas letras, durante el carnaval del ya lejano 2006. Es que la gente comienza el carnaval y, en lugar de dedicarse a dar clases de geometría y a rezar, se dedica a criticar a los colectivos musulmanes, a dónde vamos a parar, pues a la cárcel, si hace falta, según el celo de la sección sexta de la Audiencia Provincial de Cádiz, con sede en Ceuta, y cuya vida Dios guarde muchos años para que vigilen y al carnaval no lo conozca ni la madre que lo parió.

El carnaval siempre ha sido un espacio permisivo, incluso en las sociedades autoritarias, con el fin de neutralizar a los descontentos y transformar las hostilidades en críticas incruentas. Mucho mejor que la gente se desfogue cantando, que no que organicen el motín de Esquilache, o les dé por asaltar la Bastilla.

Claro que los conocimientos de antropología de la sección sexta de la Audiencia Provincial de Cádiz, con sede en Ceuta, deben ser tan escasos como enorme su vocación de Torquemada Contemporáneo del Carnaval.

Comienza a ser urgente la publicación de un manual de sensibilidades judiciales, una especie de geografía del delito para evitar la inseguridad, porque mientras un miembro del Consejo General del Poder Judicial, don Alfonso López Tena , sostiene que quemar fotos del Rey en público es un derecho de la libertad de expresión, ahí está la sección sexta etcétera, que pretende que el carnaval de Ceuta venga a ser como un paso de Semana Santa. Y que se cree enseguida la (UGD) Universidad de Gilipollas a Distancia para entregar doctorados honoris causa ante tantos y evidentes merecimientos.