TStiento asombro tras ver cogidos de la mano en la manifestación del pasado 1 de Mayo celebrada en Mérida, a los principales responsables sindicales de la región y a varios miembros del Gobierno regional. Juntos en amor y en campaña electoral. De pequeño me explicaron que los sindicalistas luchaban por los derechos e intereses de nosotros, los trabajadores. Que velaban por exigir trabajos dignos, bien remunerados, horarios flexibles que permitieran conciliar la vida familiar y profesional, que lidiaban duramente con el gobierno y con la patronal para que se erradicase la siniestralidad laboral, que eran personas solidarias, comprometidas, objetivas, independientes y que el único objetivo era conseguir bienestar para todos los trabajadores, jornaleros y sus familias.

Tras escuchar las últimas declaraciones de algunos líderes sindicales, la imagen que tenía sobre el mundo sindical se vino abajo. El secretario general de UGT en Extremadura, Miguel Bernal ya ha salido a la palestra para afirmar que el programa presentado por el PSOE es "lo que la clase obrera necesita". Primero pasean juntos en manifestación, y luego salen tocando las palmas al Gobierno regional. Con la actual cifra de desempleo que tenemos con 61.400 parados, el paro femenino doblando al masculino, teniendo la remuneración por trabajador más baja de toda España, con la actual tasa de desempleo juvenil del 23% en la región, la tasa de temporalidad que arrastramos del 90%, con la cifra elevada de accidentes y siniestros laborales en la región, el éxodo juvenil que sufrimos, la precaria situación económica que padecemos siendo aún región objetivo uno, ¿no es para que los sindicatos estuviesen diariamente en la calle enseñando los dientes al gobierno y exigiendo un cambio en el modelo de gestión y en la forma de hacer política? Los sindicatos deberían exigir y reivindicar, lo mejor para los trabajadores, que se cumplan sus derechos. He comentado estos hechos con varios sindicalistas y coinciden con mi reflexión, consideran que un sindicato no debe ser fiel a ningún partido político y ni mucho menos, sumiso a quien ningunea a la clase obrera desde hace 25 años. Afortunadamente no todo el mundo es igual y aún puedo seguir manteniendo la idea de que hay quien lucha diariamente para que los trabajadores vivan en las mejores condiciones. Enhorabuena por su labor a todas esas personas, respecto a los sumisos-¡sin comentarios!