Periodista

Mientras Baltasar Garzón aguarda a que el Consejo General del Poder Judicial, con mayoría conservadora, decida si le incoa expediente disciplinario a causa de un artículo suyo en El País por criticar la guerra, el PP denuncia que está siendo privado de la libertad de expresión. Luis de Grandes, portavoz del Grupo Popular en el Congreso, ha llegado a decir: "Se nos injuria y se nos ha paseado en picas revolucionarias, totalitarias y nazis". Pero desde la Moncloa o desde la calle Génova nadie ha abierto aún la boca recordando que la libertad de expresión ampara también a los jueces en materias ajenas a sus sumarios.

La Xunta que preside Manuel Fraga --ministro de la censura durante el franquismo, que fue, por cierto, un régimen totalitario-- ordenó hace días que en los institutos y otros centros escolares fueran retirados carteles favorables a Nunca Máis o contrarios a la guerra. No satisfecho con ello, Fraga ha vuelto a sus orígenes menospreciando a las víctimas de la guerra al compararlas con las ocasionadas por, ¡los accidentes de tráfico! A propósito, ¿considera también un accidente de tráfico, señor Fraga, el criminal atropello de dos chicas estudiantes que se manifestaban en Vigo?

Por su parte, la Junta de Castilla y León ha enviado una circular a colegios e institutos pidiendo los listados de los alumnos que se manifiesten. El Mundo reproducía el texto: "Considerando que es preceptiva la remisión de datos a los correspondientes órganos directivos, le ruego que, de producirse ausencias en el centro que usted dirige motivadas por manifestaciones contra la guerra en Irak, remita diariamente (...) el estadillo cumplimentado que se acompaña".

Más de 2O concejales del PP han abandonado, hasta ahora, la militancia. Piensan que esta guerra ni es legal ni justa ni moral, pretende saciar la venganza del 11-S, busca el reparto del botín entre los amigos de George W. Bush y quiere imponer, a sangre y fuego, la ley del más fuerte.

¿Cuál ha sido la reacción oficial? Abrir a los disidentes un proceso de intenciones. Sabían que no iban a repetir en las elecciones locales del 25 de mayo , argumentan desde el puente de mando del PP, tan acostumbrado a tildar a los adversarios de resentidos, o a emplear métodos macartistas, como ha hecho Javier Arenas con su lista de cargos del PSOE e IU que supuestamente han participado en acciones contra el PP.

El lunes, en el debate de Teresa Campos de Tele 5, se habló sobre si las gentes del PP carecen o no de libertad de expresión. Uno de los participantes subrayó que en España seguía habiendo "absoluta libertad". "No hay ningún acoso al PP", dijo, aunque resaltó que, en la sociedad, sí hay una "contienda" aguda en torno a la guerra. Condenó --como la mayoría de ciudadanos, de políticos y de periodistas-- los desmanes minoritarios en relación al PP. Describió tales sucesos como "hechos aislados" y señaló que no se puede decir "que no hay libertad, porque el que no se manifiesta (en uno u otro sentido) es porque no quiere".

Quien se pronunció así fue Juan Morano, exalcalde de León y diputado por el PP, quien volvió a cargar con dureza contra la guerra. Por qué Aznar no escucha voces --como la de Morano, la de Félix Pastor Ridruejo o la de Manuel Pimentel-- que entienden la lealtad no como un ejercicio de adulación, sino de discrepancia cuando conviene?

Aznar hace oídos sordos al clamor ciudadano o al del conjunto de la oposición, cuyos votos suman un millón y pico más que los del PP. Se refugia en el búnker del autismo o en la paranoia de creerse que hay una operación política detrás de todo esto " para intimidar al PP y derribarlo , pues "hay una combinación de intereses para expulsar al PP de la normalidad democrática", según declaró a Abc. Y es capaz --en un ejercicio monumental de manipulación histórica-- de equiparar el acoso del que el PP se queja a un acto totalitario que desde la época nazi no se veía en ningún sitio . Las bombas caseras contra dos sedes gallegas del PP y una de la Xunta merecen, sin duda alguna, la condena más rotunda. Pero responsabilizar indirectamente de tales sucesos a la oposición es falso y ruin. ¿A qué espera Interior a desenmascarar a los autores de éstas y otras felonías semejantes?

Lo que pasa, en verdad, es consecuencia, sobre todo, de ciertos delirios de grandeza. En septiembre Aznar montó una boda estilo imperial. Ahora prefiere estar al lado del emperador que al lado de su pueblo.