TEtxtremadura y sus gentes no dejan de sorprenderme cada día. Ahora resulta que quienes menos tienen son los que más ofrecen, haciendo más célebre aún esa frase de san Agustín "no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita" a la que se le podría añadir y el que más comparte . Aldea Moret uno de los barrios más desfavorecidos de esta región, da lecciones de solidaridad con un proyecto de cooperación ejemplar, del cual se benefician un grupo de niños del Perú y todo ello con fondos procedentes de un barrio humilde de Cáceres.

Esta y otras iniciativas a lo largo y ancho de nuestra región, la mayoría de ellas anónimas, denotan una importante labor de solidaridad y cooperación del pueblo extremeño, especialmente con las comunidades hermanas de América Latina, aunque también en otros lugares del mundo, donde muchos proyectos proceden de Extremadura e incluso hay extremeños (médicos, misioneros, voluntarios...) jugándose la vida, al pie del cañón, intentando cambiar la realidad de esa otra gente, a la que egoístamente y en demasiadas ocasiones ignoramos, a no ser que un medio de comunicación, una organización no gubernamental, o una campaña concreta nos remueva la conciencia.

Iniciativas como las mencionadas o la de la creación del Fondo Extremeño Local de Cooperación al Desarrollo (FELCODE), donde muchos ayuntamientos de la región apuestan por la cooperación como herramienta de progreso, son sin duda indicador de la buena salud de la que goza Extremadura en materia de cooperación, salud que podría verse muy mejorada si sale adelante la propuesta de Fernández Vara de crear la agencia extremeña de cooperación al desarrollo y de garantizar el 0,7% del PIB para proyectos de erradicación de la miseria y la pobreza en el mundo. Para lograr este objetivo no es necesario --como se ha demostrado en Aldea Moret-- desprenderse de grandes cantidades, sino de asumir un mínimo compromiso, que sin ser demasiado aquí, resuelva grandes problemas allá donde se necesite.

*Técnico en Desarrollo Rural