Un reportaje de José Luis Barbería daba ayer la voz, en el diario El País, a los familiares y amigos de la última víctima de ETA, Joseba Pagazaurtundua. La hermana del asesinado, la exdiputada del PSE Maite Pagazaurtundua, explicaba las infructuosas gestiones para lograr que la consejería vasca de Interior volviese a trasladar al amenazado sargento mayor de la policía municipal de Andoain a otro destino más seguro, después de que ETA rompiese la tregua. "Pensamos en el peligro que corrían los niños de Joseba y volvimos a recurrir a Ramón Jáuregui para que lo sacaran de allí. Como la gestión no dio ningún resultado, esta vez decidí saltarme la barrera y llamar directamente a Juan María Atutxa. Me dijo que él ya no estaba en eso y, por supuesto, no aceptó el compromiso de hacer alguna gestión. Yo terminé llorando", explica la hermana, que vetó la asistencia al funeral a miembros del actual Gobierno vasco y sólo invitó a nacionalistas implicados con el difunto pacto de Ajuria Enea, como el exlendakari Ardanza o el exconsejero Joseba Arregi.

Según la exdiputada, en Andoain, donde el PNV se ha negado a sacar de la alcaldía a Batasuna junto con PSE y PP, "han perdido una ocasión de oro para demostrarnos que la colaboración es posible, que la política nacionalista no puede ser abandonar a su suerte a los perseguidos. En lugar de eso, Arzalluz ha salido a la palestra a amenazarnos e injuriarnos como si atacar al PNV fuera un sacrilegio y nosotros no tuviéramos más derecho que el de asumir con docilidad y mansedumbre la condición de víctimas".