WLwa marcha atrás a la idea de fijar un precio único para los libros escolares es positiva. Porque para defender al sector minorista de la avasalladora capacidad de hacer descuentos que tienen las grandes superficies, se perjudicaba a los consumidores. A los libreros hay que ayudarles de otra forma; por una vía que, además, continúe siendo eficaz después de que el Gobierno socialista cumpla su promesa de facilitar libros de texto gratuitos a todos los escolares, como ocurre en la mayoría de los países de UE y en alguna comunidad autónoma.

Pero la ida y vuelta sobre esa fijación del precio único tiene más gravedad de la que parece. Porque demuestra la frivolidad con que los políticos de este Gobierno anuncian medidas que no han sido ni estudiadas ni decididas. Y ésta era una de las cosas que tenían que cambiar con el presidente Rodríguez Zapatero . Los globos-sonda propagandísticos sustituyendo a una política de anuncio de realidades serias son una práctica deshonesta de la que se ha abusado mucho en España y deben desaparecer de una vez por todas. Lo de los libros de texto no ha sido un error o un patinazo, sino la prueba de que hay cosas que se hacen mal. Y estaría bien que además de darse la marcha atrás se pagase con algún cese.