Lectores

Una vergüenza

Angel González

Correo electrónico

Cuando consiguieron que la mayoría tuviéramos coches diésel, invirtieron las tarifas para que el gasóleo fuera más caro que la gasolina. Nos suben los precios porque el precio del barril aumenta, pero cuando ese precio disminuye, apenas se nota en el coste de los carburantes. Las entidades financieras dicen no disponer de liquidez, pero llevan años pregonando beneficios astronómicos, y sus directivos tienen sueldos multimillonarios. Desde el 2003, cuando inicié la esclavitud con mi hipoteca, estoy pagando un 40% más que entonces. Que me expliquen cómo tienen la cara de decir que no tienen dinero, si a estos ingresos desorbitados se le suman los beneficios acumulados. Ahora les bajan el precio para conseguir dinero, pero a la vez suben el euríbor para estrujarnos más. Siento una vez más que me están estafando. Espero que a los políticos y altos cargos de entidades financieras no puedan pegar ojo por el remordimiento de conciencia. Eso si la tienen.

El caso de Islandia

Joaquín Linares Córdoba

Correo electrónico

Estos días han aparecido muchas noticias sobre el impacto de la crisis en Islandia.

Muchas hablan de país en bancarrota y de una población asustada que acapara alimentos en casa. Es cierto que los islandeses se encuentran intranquilos y que se habla mucho de crisis. Aun así, el optimismo es la gran medicina que se está utilizando para tirar adelante. "Todo saldrá bien, ya hemos pasado por esto y con trabajo y optimismo volveremos a estar donde estábamos", dicen. Si bien algunos han perdido dinero ahorrado y muchos otros no podrán pagar su hipoteca, salir estos días por Reikiavik te hace ver que todo sigue igual; restaurantes y bares tan llenos como siempre.

El gran problema para los extranjeros que trabajamos en Islandia es la gran devaluación de la corona islandesa, porque nuestro poder adquisitivo decrecerá mucho al salir del país. Por lo demás, dentro de la isla todo sigue igual, sin estos oscuros acontecimientos de los que habla parte de la prensa internacional.

EL FRANQUISMO EN EL BANQUILLO

Un paso adelante

Santiago Palomo Sánchez

Correo electrónico

El hecho de que el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón quiera investigar las desapariciones durante la guerra civil española es un paso hacia adelante muy importante en la democracia.

Queremos saber los nombres de los desaparecidos y los muertos en la guerra civil del bando republicano, a quienes se les sepultaba anónimamente en fosas comunes mientras los caídos en el bando nacional eran enterrados con honores. Y mientras las viudas de los nacionales recibían pensión, las de los republicanos, nada. La ley de memoria histórica trata de dar un poco de dignidad a los muertos republicanos. Hay que castigar a quienes cometieron delitos en la posguerra basándose en la inmunidad que les daba el régimen.

Críticas del PP

Maria Luisa Sáez Esteban

Correo electrónico

Esta semana hemos tenido varias declaraciones sobre asuntos importantes. Dos de ellas, por esperadas, no me han sorprendido. La tercera me ha resultado muy desagradable. Que Fraga y los suyos hayan criticado la iniciativa de Garzón no me sorprende.

Defienden a quienes hicieron posibles su partido. Por mucho que Fraga se rasgue las vestiduras, él fue ministro de Franco. Y Aguirre, en un habitual ejercicio de cinismo dice que cuando Franco el PP no existía. Cierto, ni el PP ni el resto, que tuvieron que pasar a la clandestinidad, pero el presidente fundador del PP, Manuel Fraga, fue ministro de Franco y eso es un hecho incontestable. Con todo, lo que más me ha desagradado han sido las palabras de Manuel Manuel Fernández-Montesinos diciendo que se opondrán a la "profanación" que, según él, supondría abrir la fosa. Aunque el muerto más famoso es su tío, Dióscoro Galindo, Francisco Galadí y Joaquín Arcollas tienen el derecho a recuperar a sus familiares.

Aprovecharse del peso del apellido Lorca para imponer sus criterios me parece una indecencia que, sin duda, avergonzaría al poeta.

COMUNICACION

Fe de errores

El precio del dinero fijado por el BCE es el 3,75%, y no el 4,75% como se publicaba el pasado jueves, 24 de octubre, en la página 44.