Lectores

Actitudes políticas y Constitución

Mario L. Sellés

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Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón es uno de esos personajes que se dan con cierta frecuencia en España para aportarnos la apertura de miras, la cordialidad cosmopolita y la paz intelectual que a menudo nos abandonan. Siento un especial afecto por él, así como por otros personajes que han lucido sus mismas prendas, entre ellos el desaparecido Antonio de Senillosa y Santiago Carrillo.

Tanto don Miguel como don Santiago son grandes valedores del espíritu de la transición, a la que hicieron una enorme aportación para que las cosas se resolvieran bien y hoy podamos celebrar el 30.º aniversario de la Constitución. Ahora bien, que ellos hicieran lo máximo que pudieron para dotarnos de un Estado de derecho y de un marco legal para la convivencia no invalida la legitimidad de las nuevas generaciones de españoles que --habiendo nacido después de 1960 y, por ser menores de edad en 1978, no pudieron votar la Constitución-- quieren decidir sobre los aspectos básicos de la Carta Magna. Hablamos de todos los españoles menores de 48 años, que se dice pronto. Hay dos asuntos clave que tienen que contar con la aprobación del pueblo soberano: la forma de gobierno y la política territorial. Dice Zapatero que la reforma de la Constitución no es urgente, y el presidente del Congreso, José Bono, sentenció que la economía de mercado está por encima de la democracia; ante una opinión así, la mayoría de los militantes del PP se quedan a su izquierda. Todo esto desconcierta porque el común de los españoles no acierta a ver dónde está el peligro de abrir el debate sobre los asuntos capitales de nuestra convivencia.

LA MODA DEL ´COACHING´

Mejor ir a Lourdes

Lázaro Crespo Ramas

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Cada día leo algo sobre el coaching y pienso que mis padres y abuelos (analfabetos todos) no necesitaron a un entrenador o acompañante personal para sobrevivir. Tenían claro el objetivo de su vida y, en la medida de sus posibilidades, progresaron sacando adelante a sus siete hijos dentro de la pobreza en que vivían. Allí la crisis económica era diaria, no coyuntural, pero fueron felices porque se conformaban con su vida, porque no esperaban de la vida lo que la vida no les podía dar. Respecto de la educación de los hijos, su criterio era claro: sentido común. Por supuesto, jamás pagarían 75 euros por un consejo: los asuntos se debatían en la familia o con los amigos o un sacerdote. Woody Allen comentó en una ocasión: "Hace años que voy al psicoanalista. Le concederé una año más y luego me iré a Lourdes". Es posible que cuando lo dijo no tuviera esa intención, pero le aseguro que la gente que va a Lourdes tiene más esperanza y confianza que algunos que acuden al coaching .

REPERCUSIONES DE LA CRISIS

Sube más, baja menos

Juan Esteban Casarejos

El 18 de julio pagué el litro de gasolina de 98 octanos a 1,39 euros. El 5 de diciembre, lo he pagado a 1,02 euros. Esto supone una bajada del 26,57%. Según he leído, en esa misma fecha el barril de petróleo que en julio alcanzó los 147,50 euros, costaba 42 euros, casi cuatro veces menos. Curioso: en cuanto el petróleo sube, lo hacen la gasolina, el transporte, los alimentos, el gas, la luz, el agua y el teléfono, pero cuando baja, esos precios no bajan tanto ni con la misma rapidez. Ante este descenso de costes, ¿cómo TMB tiene la vergüenza de subir la tarjeta T-10 casi un 7%, y más cuando las previsiones del Gobierno para el IPC del 2009 están por debajo del 3%? ¿Por qué no bajan también las tarifas los taxistas, y los precios del pan, la leche y los tomates? ¿A qué esperan Endesa, Telefónica y las petroleras a bajar sus precios proporcionalmente? Alguien se está lucrando indecentemente a costa del sufrimiento ajeno.