LA REUNION SOBRE EL CLIMA

Cumbre infructuosa

Pedro Serrano Martínez

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Las cumbres que, como la última celebrada en Poznan (Polonia) persiguen el objetivo de reducir las emisiones contaminantes siempre acaban igual: acuerdos de mínimos y aplazamientos. Los mínimos apenas se cumplen y los aplazamientos postergan las soluciones. Ante esta farsa --bienintencionada, eso sí--, los ciudadanos solo podemos desconfiar y sentirnos frustrados. Mientras las emisiones aumentan de forma alarmante, las soluciones se aplazan de forma irresponsable. El problema es que todos los países quieren crecer y enriquecerse sin cortapisas; nadie quiere renunciar a las posibilidades de consumo que brinda el desarrollo. Por tanto, los hoy presentes en el planeta tenemos el reto de vencer nuestras contradicciones. Desde el lado más inteligente y generoso, queremos salvar a la especie del desastre, y desde el más torpe y egoísta, decimos: a los que vengan detrás, que les den.

REENCUENTRO

El lugar de la esperanza

Vicente Gimeno Bustos

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Esta semana, de preparación y celebración de la Navidad, es de las pocas en que los medios de comunicación nos muestran la realidad habitual que por serlo no nos sorprende: la familia como lugar del reencuentro y de la esperanza. En la familia a cada miembro se le acepta como es, se le tiene en cuenta, independientemente de su trayectoria vital. Cada uno somos queridos y considerados como personas. Defendamos la familia y los valores que transmite.

CONSUMISMO

La pela es la pela

Piedad Sánchez

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Pues va a ser que sí, que la pela es la pela. Y ahora, en serio y con lenguaje clásico habré de decir poderoso caballero es don dinero .

Y, lo es tanto, que en muchísimas ocasiones vence las batallas contra los principios morales en cualquier ámbito, ideas, negocios, comercio, política. Ante la posibilidad de bajar las ventas o contrariar al cliente, de perder un negocio más o menos sucio, algunos inmundos como el de las clínicas abortistas o disminuir la tirada del periódico, por no ser sus editoriales políticamente correctos, muchos se rinden y además con miedo. Cuando esto ocurre, las creencias y las tradiciones se guardan para la intimidad y los símbolos navideños se quedan para el salón de la casa, la vela y la bola allí quedan preciosas y hacen familia . El Belén a veces no se pone porque puede crearnos como un remordimiento que claro, con el ajetreo de comprar y comprar no queda tiempo para analizarlo.

También parece ser que algunos lo sustituyen por el triángulo y el mandil de la logia a la que pertenecen pues me han dicho que adornados de espumillón quedan preciosos. Yo, no lo he visto afortunadamente.

Todo esto ha transcendido lentamente a la vida pública y al mobiliario urbano y vemos las ciudades adornadas con miles de bombillas formando extraños adornos despojados por completo de alusiones a la Navidad. Ya casi no hay ni velas, ni bolas, ni estrellas, ni pastores, sólo hay como un gran grito luminoso que dice: "compra, compra, consume".

Este año el rechazo de Dios Niño y sus valores se ha quitado claramente la careta y políticos que se dicen cristianos han borrado todo recuerdo al milagro de Belén. Lo he ido observando, con preocupación y en mi discurso mental siempre terminaba imitando al protagonista de la película Casablanca diciéndome: "Bueno, siempre nos quedará el Corte Inglés". Pero, no ha sido así, este año su fachada luce una perfecta iluminación abstracta y de lo más laica. Vamos que nadie puede pensar ni por asomo que ese dibujito tan aséptico nos hable de la Navidad verdadera, la cristiana.

Qué desengaño he sentido, pues para mí era un referente esos grandes almacenes. Ha cedido como muchos ante el temor de unos resultados crematísticos más bajos. Ya no hay ni vela, ni bola y los villancicos han quedado como fondo musical de turrones y demás delicatessen navideñas.

A pesar de todo la Navidad sigue viva porque el Niño Dios nace para todos los hombres de buena voluntad y también para los que no la tienen. Es el Salvador del mundo, aunque quieran negarlo algunos.