USO INDEBIDO DE LA IMAGEN

Mi hijo en un escaparate

M. Carmen Pascual Cuenca

Badajoz

Hace unos días contemplé perpleja y horrorizada una fotografía de mi hija, de un año de edad, en el escaparate del estanco Galache, que también es tienda de fotografía, en la avenida María Auxiliadora, de Badajoz, una de las calles principales de la ciudad. Mi hija aparecía en un puzzle fotográfico que mi familia había encargado unos meses antes. Sin ningún escrúpulo, el dueño del local colocó una copia de ese trabajo en su escaparate para atraer a los clientes, sin pedir permiso a los padres de la menor. Sigo horrorizada por la osadía e ilegalidad cometidas por el propietario del local, y me pregunto: ¿qué garantías tenemos los consumidores de que nuestra imagen y la de nuestros hijos no serán usadas con fines comerciales en estas tiendas de fotografía? ¿Están obligadas esas empresas a destruir los archivos fotográficos de los clientes?

CARENCIAS

¿Cuándo podré ver la piscina climatizada?

J.M.M. González

Cáceres

Primero quiero dar mi apoyo a todos los deportistas que empiezan y necesitan de las instituciones y de la gente de la calle, pero me parece que los demás también tenemos nuestros derechos.

Lo que sucede con la piscina de la Ciudad Deportiva de Cáceres me parece más que llamativo , por usar un adjetivo normal. Llamo para preguntar cuándo estará abierta, para poder practicar este deporte o incluso para poder preparar una oposición, y la respuesta es que está cerrada por obras de mejora. Quisiera que la gente supiera que está siendo usada por cursos de natación del ayuntamiento (¿para cuándo la piscina prometida al club de natación Los Delfines?) también por el club de submarinismo y por los deportistas de la residencia de tecnificación... Si no perteneces a ese grupo no puedes usar la única piscina climatizada pública de la ciudad de Cáceres.

Mi pregunta es, si no me gustaría que me rectificaran, ¿las obras de mejora de la instalación así como el mantenimiento de la misma, sueldo de los trabajadores de las instalaciones, así como de los responsables de la ciudad deportiva, no salen de los ciudadanos que con mucho sacrificio quieren practicar algo de deportes después de horas de trabajo?, pero no nos dejan porque solo le interesamos para pagar esas mejoras de las instalaciones, mantenimiento, etcétera, con los impuestos o con votos.

DERECHOS DE AUTOR

´Sociedad de

Atracadores de España´

Maribel Núñez Arcos

Badajoz

Vivimos una etapa plagada de despropósitos. Me ha dejado KO la noticia que cuenta que a un modesto peluquero pretenden cobrarle 12 euros al mes por escuchar la radio en su propio negocio, para amenizar el ratito a los clientes. Estaba equivocada en cuanto al significado de las siglas que encabezan mi carta. Ahora lo veo claro: Sociedad General de Atracadores de España (SGAE). ¿Dónde quieren llegar-? Puestos así, tendré que pagarles una cuota por escuchar los 40 principales cada mañana en mi coche, de mi casa al trabajo. Me cobrarán una iguala por el privilegio de tararear los temas de moda al son de la radio de mi cuarto de baño, mientras me ducho o estoy sentada en el trono. Obligarán a los hoteles a cotizar por el uso del hilo musical. Tendré que renunciar a hacer footing deleitándome con mi música favorita, bajada de internet para mi mp3, porque me va a salir algo caro. ¿Es que nadie les va a decir que se están pasando tres pueblos? Si siguen por este camino, que se vayan con la música a otra parte.

LA EDUCACION PERDIDA

Ni ´hola´ ni ´adiós´

Nieves Correas Cantos

Correo electrónico

El otro día, yendo en el tren, el comportamiento de mi vecino de asiento me hizo pensar en cómo han cambiado los viajes en tren: antaño, los trenes españoles eran lentos e incómodos; pero los viajeros, por regla general, se mostraban amables, entablaban conversación y ofrecían sus viandas a los demás. Hoy en día, por el contrario, los trenes son más veloces y relativamente cómodos: nos informan de la velocidad, de la temperatura exterior y de la hora; nos pasan una película y nos reparten auriculares para escuchar música y caramelos.

Pero algunas personas no están a la altura de esta mejoría. Por ejemplo, el susodicho: cuando apareció al comienzo del viaje, yo, que ya ocupaba mi asiento, hice ademán de darle los buenos días, pero él ni me miró; altivo y haciendo gala de una notable mala educación, pasó por encima de mis piernas, se sentó y no me dirigió la palabra en las cinco horas que duró el trayecto. Cuando llegamos, el hombre se levantó y se fue como había venido, sin haber dicho ni hola ni adiós . Con una gran descortesía.