EL SISTEMA DE ESCUCHAS

SITEL anularía el gol yexpulsaría a Henry

Víctor Rodríguez Corbacho

Mérida

Henry interceptó el balón con la mano; lo pasó a Gallas y éste metió gol. El árbitro lo validó. Este tanto clasificó para el Mundial de Suráfrica 2010 a Francia. El ministro irlandés de Justicia ha declarado que "si el resultado se mantiene, estaremos enviando entonces el mensaje a millones de jóvenes que el que hace trampa gana".

Para el mundial 2006, la FIFA hizo repetir el partido entre Uzbekistán y Bahrein porque el árbitro cometió un error de reglamentación; ahora estima que el error es de apreciación.

En otro escenario, hace años fue anulado el partido Naseiro por un error de reglamentación. Ahora, andan intentando reinventar nuevo Reglamento para anular el partido Gürtel, poco les importa que sea el suyo y que lo tribunales reiteren su legalidad. Tampoco parece importarles mucho el mensaje que llegue a la ciudadanía, toda vez que la desacreditación al sistema democrático (jueces, policías, etcétera) no cesa. De la acusación de playa en agosto, a la interesada algarada de taberna en noviembre y, entre medias y siempre, el veterano jurista buscando pormenores y similitudes naseirianas.

Mientras tanto, los mafiosos, batasunos, etcétera, recuerdan la validación de goles con la mano: de Maradona a Inglaterra en 1986, de Agüero al Recreativo en 2006 y de Messi al Espanyol en 2007. Ahora, andan preguntándose si con la ayuda del sistema integrado de interceptación telefónica (SITEL) el árbitro habría anulado el gol y expulsado a Henry. Temen que sí; por ello, les encantaría que otros consigan la anulación del sistema legal de ayuda arbitral, y pueda ganar el que hace trampa.

UN NUEVO MODO DE GOBERNAR

Incertidumbres y retosglobales

Pedro Serrano Martínez

Correo electrónico

Los pueblos y naciones del mundo están cada vez más interrelacionados. El espectacular desarrollo de las comunicaciones, el transporte, el comercio, la ciencia y la tecnología, han hecho posible el acercamiento de los pueblos y el intercambio de conocimientos, bienes y servicios. Es como si ahora el mundo fuera más pequeño y accesible; aunque también más complejo.

Por ello, el mundo actual necesita otra forma de gobernarse, otras iniciativas y directrices que busquen la implicación, la participación y el entendimiento de todos los pueblos. Hoy el mundo necesita tomar decisiones globales a problemas que ya son planetarios. Las naciones están obligadas a entenderse, a ponerse de acuerdo en cuestiones esenciales. No sólo está en juego el bienestar de la humanidad, sino también la supervivencia.

Todos sabemos que afrontar los grandes retos que tiene ante sí la humanidad, como el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y la preservación del planeta, requieren la voluntad y el esfuerzo de todos. Por eso cuesta entender las posiciones tan cicateras y carentes de visión universal de los principales gobernantes del mundo, a la hora de adquirir compromisos para la solución de los graves problemas que nos aquejan.

Los decepcionantes resultados de las innumerables cumbres, que pretenden hacer frente a problemas globales --como las últimas del clima y de la alimentación--, dejan patente las limitaciones que tenemos como humanos para controlar nuestro destino. Y esta percepción me lleva, irremediablemente, a la conclusión pesimista de que el mundo está abandonado a su suerte; que la humanidad está al albur de los acontecimientos; que nuestro futuro está plagado de incertidumbres.

REPERCUSIONES DE LA CRISIS

Falta de confianza

José M. Sánchez Bernal

Correo electrónico

Cuando parece que las economías europeas van saliendo de la recesión, en España los expertos pronostican que seguirá la crisis por falta de confianza. La crisis la provocaron quienes especularon fraudulentamente, los que dieron créditos impagables fomentando el consumo enloquecido, los financieros que prestaron un dinero que conseguían del exterior y quienes vendieron engañando a la gente con falsas expectativas de revalorización de las cosas. Ahora, los expertos insisten en que la economía necesita confianza para reactivarse, y que consumir es una obligación patriótica. Pero sigue habiendo empresarios avariciosos que tienen poco de patriotas y ya no se conforman con presentar expedientes de regulación de empleo si su empresa se hunde, sino que lo hacen si sospechan que sus beneficios pueden reducirse. Estos empresarios, que reclaman al Gobierno medidas para reactivar la economía y recuperar la confianza, ¿se han planteado que quizá son ellos los primeros que deben rectificar por ser los principales culpables del miedo y el pesimismo que sobre el futuro tienen los ciudadanos?