CRISIS

ERE en Siderúrgica Balboa

Francisco Martín Aparicio

Correo electrónico

Con la importante caída del consumo de acero, no sorprende que Gallardo presente un ERE. Lo sorprendente es que recaiga sobre la acería más moderna del grupo, en teoría la más eficiente, y la de menor coste laboral por empleado. Resulta que la factoría de Getafe, la vieja fundición de Aristrain casi obsoleta, fabrica la misma línea de productos que la jerezana y sus trabajadores cobran bastante más que los de aquí, sin embargo no se ve afectada por la crisis. Otro tanto podríamos decir de la de Azpeitia. Tal vez, habrá que encontrar una explicación razonable a todo esto, si tomamos en consideración que el rechazo social y político a esta medida, sería infinitamente superior en Madrid o País Vasco que en Extremadura.

El espectacular crecimiento industrial de Jerez de los Caballeros (décadas prodigiosas) no ha ido nunca acompañado de infraestructuras y servicios que en otros lugares con menos razones sí se conseguían fácilmente. Los responsables municipales de entonces, del PSOE, se conformaban con lo que la iniciativa privada ponía y punto. Nunca se preocuparon de llevar a cabo políticas tendentes a diversificar el tejido productivo de Jerez, ni a aliviar tanta dependencia en dos grandes grupos empresariales, y eso se paga. Los políticos de ahora, parecen que van por el mismo camino, aunque por razones distintas. La estrategia del PP de cuanto peor mejor también ha llegado a la ciudad templaria. El silencio de su alcaldesa en este asunto lo confirma, pone su granito de arena. Lo extraño es que Rajoy no haya hecho ninguna referencia en su apología de la catástrofe nacional, a la pérdida del empleo de estos trabajadores de Siderúrgica Balboa, que en realidad, son muchos más si contamos los puestos indirectos.

Jerez, a mil batallas acostumbrado, le toca librar ahora la particular cruzada de su futuro.

EL REY Y LA SANIDAD

Miedo a los nacionalistas

Chema Tovar Díez

Cáceres

Desde que en este país se aprobó la Constitución, que le consiente demasiado privilegios a los nacionalismos, venimos arrastrando su chantaje sistemático. Cuando hay abundancia el problema no parece tan grave, pero cuando nos afecta la crisis es cuando mejor vemos el egoísmo y la poca solidaridad de los nacionalistas. Un ejemplo, las últimas declaraciones de Joseba Egibar, que manifestaba que al País Vasco le empobrecía comercializar con España, o cómo Zapatero se pliega a las exigencias de los nacionalistas catalanes que reivindican el país catalán dentro de España, cuando cualquier constitucionalista medianamente serio sabe que eso es imposible. Pero el colmo del respeto y miedo a los nacionalistas lo ha tenido el primero de los españoles cuando al salir de la clínica catalana agradeció, cosa que le honra, el trato . Valorando ¡y ahí es donde quiero hacer incampié!, lo buena que es la sanidad pública de Cataluña como también la de Madrid. La frase que no parece tener importancia dicha por el Rey, sí la tiene. ¿O es que se olvida de la sanidad de Extremadura, Andalucía, Castilla...?

No, Juan Carlos, gánese su sueldo y cuando valore la sanidad diga la de Cataluña, y la del resto de España, que es la que le paga y la que usted debe defender y unir.

Ese comedimiento de no querer herir ni molestar a los nacionalistas es el que nos está llevando a que estos sigan chuleando su prepotencia y su chantaje, cuando no debemos de olvidar que en España somos más de 45 millones de españoles, de los que ellos son una pequeña minoría.

CONTRA EL FRAUDE

Las economíassumergidas

Joaquín García Mayo

Correo electrónico

No hace falta ser experto en economía para saber que un país sumergido hasta la cejas en las economías sumergidas le será muy difícil salir de una crisis como la que estamos sufriendo, sin medidas duras para los ciudadanos que le pasarán facturas al gobierno que las aplique, a la hora de la verdad del veredicto de las urnas.

Ni experto en economía ni tampoco en políticas de gobiernos es necesario para saber que son más aceptables por los ciudadanos las medidas contra el fraude fiscal, para sacar a flote los miles de millones de euros que están inmersos en las economías sumergidas, que los recortes, congelación de salarios y subidas de impuestos.

Ni en economía, ni haber estudiado en ninguna universidad es preciso, sino 81 años en la universidad de la racionalidad de la vida, para saber que una sociedad del bienestar como en la que vivimos no se puede mantener por mucho tiempo si todos los ciudadanos no cumplimos con nuestros impuestos.