LAS MEDIDAS DEL GOBIERNO

Huelga a la japonesa

Marta Rivera

Correo electrónico

Una posible huelga de los trabajadores de la Administración pública afectará a los usuarios y a los propios funcionarios. Los que hagan huelga, según tengo entendido, verán reducido su sueldo por el día que han dejado de trabajar, más la parte proporcional del prorrateo de las pagas y, además, serán dados de baja de la Seguridad Social ese día. ¿A dónde irá a parar ese dinero? ¿A la misma Administración? Los huelguistas acabarán haciendo un aporte extra a la Administración, aparte del futuro descuento del 5% de su salario.

Personalmente, estoy tan enfadada que si, por mí fuera, haría una huelga a la japonesa: iría a trabajar una hora más. Sí, una hora más y las que hicieran falta, y luego saldría a la calle cansada, enfadada y, junto a todos los sindicalistas, cogería una pancarta y la llevaría, bien alta.

Ya es hora de que quienes pagamos los platos rotos podamos dar una lección a los que no han hecho los deberes.

Acoso laboral

Rosa Andrés Moreno

Correo electrónico

Zapatero ha anunciado el recorte salarial de los funcionarios por los problemas de la crisis; pero hace tiempo que el Gobierno gestiona mal el dinero público. En las empresas públicas se ha establecido una práctica que va en aumento: el acoso laboral. Es un acoso psíquico persistente para que el trabajador renuncie a su puesto. El empleado acaba con tratamiento psiquiátrico y, al final, pide la baja. El reemplazo laboral es fácil: normalmente, gente con experiencia se sustituye por otra con contrato. Con este sistema se paga dos veces el salario por el mismo puesto: una vez al que tiene su plaza fija y otra al sustituto. Nadie comprende el acoso laboral. El trabajador no sabe qué le pasa; los médicos, tampoco, y los sindicatos no ayudan.

En una resolución del Parlamento Europeo del 2001 se recomienda a los estados que pongan en práctica políticas de prevención eficaces, pero España ha hecho caso omiso.

VIOLENCIA MACHISTA

Son los hombreslos que fallan

María Francisca Ruano

Cáceres

Como treinta conejos, al día de hoy este año, treinta hombres, varones de distinta edad y raza, en este país, han matado a treinta mujeres. Que se diga no con la boca chica, no como una noticia casi habitual, no como un mal social inevitable de moda en la actualidad, que cada hombre que no es uno de esos treinta criminales comente horrorizado y amargado y avergonzado que no somos las mujeres quienes precisamos esa ayuda ingente, constante, millonaria, policial, mediática, internacional, de vigilancia y medios. Son ellos, son los hombres los que fallan, quienes necesitan asistencia, educación sentimental y afectiva, reeducación diaria, clases, escuelas, profesionales médicos con asignaturas psicológicas, charlas, seminarios y toda la información que no tienen sobre lo que es vivir y convivir con y no contra las mujeres, sin violencia de ningún tipo.

Fallaron los hombres.

Esos treinta hombres que mataron, como treinta conejos, a treinta mujeres. Guapas y feas, rubias o morenas, gordas y flacas, jóvenes o maduras, felices o desgraciadas. Como, en algún momento, somos nosotras todas.

EL MUNDIAL DE SURAFRICA

Futbolista funcionario

Ramón Villar

Correo electrónico

Sin ánimo de incordiar, ¿los jugadores de fútbol, cuando juegan con la selección española, deben considerarse como funcionarios? Opino que sí. Por consiguiente, se les debería aplicar la misma legislación salarial que afecta al resto del colectivo de funcionarios. Es decir, como mínimo, se les debería recortar sus prestaciones en función de los mismos baremos que al resto de los funcionarios.

Evidentemente, no deberían cobrar primas de ningún tipo por objetivos conseguidos; es más, dado que a todos los futbolistas internacionales se les llena la boca cuando hablan de la selección y no se cansan de pregonar que para ellos jugar en La Roja es un honor, deberían acudir a su llamada sin percibir ningún tipo de emolumento, lo cual no debería ser gravoso para ellos, puesto que siguen cobrando de sus clubs aunque estén en la selección. Así demostrarían un alto grado de compromiso social y humano, no solo con la selección, sino también con el resto de la ciudadanía.