PROTESTAS POR EL AJUSTE

Que el Gobierno no dé las gracias a los funcionarios

Antonia Giménez

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Oí el lunes por la radio al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dar las gracias a los funcionarios, ya que, según afirmó, gracias a su colaboración, el conjunto de los ciudadanos españoles podían seguir disfrutando del Estado del bienestar. Soy funcionaria de Correos, y tengo que decir que el ministro cometió un error de omisión, o de interpretación. Ese bienestar del que habla no es el de los trabajadores. Debe de ser el suyo propio, el de los políticos y el de los peces gordos, y aquí ya no intervienen los conceptos de izquierdas o derechas, porque las administraciones se comportan como los empresarios y juegan con nuestro dinero, que luego dan a la banca y a otras empresas si estamos en época de vacas gordas, pero lo cargan sobre las espaldas de los trabajadores, sean funcionarios o no, cuando estamos en periodo de vacas flacas.

En ese particular Estado del bienestar yo tendré que trabajar, como poco, hasta los 65 años, mientras que los políticos (ya sean presidentes, ministros o diputados) se pueden jubilar con una buena pensión --aunque solo hayan estado en activo ocho años-- y se hacen una casa en la playa. Mi padre lleva 31 meses en una lista de espera para una operación. Los políticos, en cambio, no tienen que esperar y son bien atendidos; en este sentido, la Seguridad Social no es igual para todos, ya que el que sufre una enfermedad y tiene que ir a un centro de reconocimiento médico no recibe el mismo trato, y lo sé por experiencia. Pero ellos tendrán, además, cobertura sanitaria privada porque sus sueldos se lo permiten. Cuando en España había trabajo y beneficios, nadie se acordó del trabajador, público o no. Así que no nos dé las gracias, señor Rubalcaba.

CARTA A LOS PADRES

Aulas con 35 alumnos

Fernando Alcalá Suárez

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A lo mejor no soy el profesor de sus hijos, a lo mejor sí. No lo sé. Pero lo que sí sé es que muchos de mis compañeros piensan como yo y se sienten tan impotentes como yo.

Dentro de dos cursos se implantará la nueva Selectividad en la asignatura que imparto: Inglés. En ella se nos pide que preparemos a sus hijos para que aprueben y pasen un examen oral de Selectividad que debemos haber preparado durante toda su etapa de la ESO. Durante los dos años que dura el Bachillerato.

Ahora mismo me siento impotente cuando, desde la Administración, los centros educativos estamos recibiendo las directrices de que no puede haber menos de 35 alumnos por clase durante la etapa del Bachillerato, de que debemos ajustar los grupos, disminuir las ratios, reducir plantillas. No sé cómo quiere la Administración que preparemos a sus hijos, pero desde luego yo me siento impotente ante la idea de preparar a la vez a 35 alumnos en una clase de cara a ser examinados individualmente de forma oral.

Esta es una carta para pedir ayuda a los padres. Todos formamos parte de la comunidad educativa. Si no unimos nuestras fuerzas para evitar la hecatombe a la que nos estamos viendo abocados, no habrá remedio y así de defectuosa acabará siendo la educación de sus hijos. Comprendo que estamos en crisis, pero jamás debería recortarse el presupuesto de Educación. Jamás deberían ustedes consentir que eso fuera lo que se hiciera con sus hijos. Nosotros estamos solos, casi de manos atadas. Son ustedes, los padres, los que pueden elevar la voz y evitar esta catástrofe. Solo a ustedes la Administración hace caso.

COMUNICACION

Aclaración

Dentro del PSOE de Extremadura no está constituida la corriente Izquierda Socialista, por lo que el artículo titulado "La reconversión económica de Extremadura", publicado en la página 7 de la edición de ayer y firmado por Pablo Iglesias Ordóñez, está escrito a título personal y no como coordinador de esa corriente en la región.